Las gradas de Son Moix se rindieron este sábado ante una divertida escena: el pequeño Rafael Nadal, acompañado de su abuelo Sebastià, convirtió el césped bermellón en su propio campo de aventuras antes del Mallorca–Osasuna. Entre carreras, pelotazos inocentes y la mirada orgullosa del abuelo siguiéndole de cerca, el hijo mayor del tenista protagonizó las imágenes más comentadas de la previa.
El pequeño, de 3 años de edad, ya se mueve con una soltura sorprendente sobre el verde del estadio. Mientras su abuelo y padre de Nadal lo acompañaba, el hijo mayor del tenista y Mery Perelló exploraba cada rincón. La estampa familiar, tan cercana y espontánea, fue el mejor arranque posible para una tarde que ya prometía ser especial para la familia Nadal.
Apenas unos minutos después llegó el acto central: la entrega del primer Dimoni d’Honor del Real Mallorca a su padre, Rafael Nadal. El ganador de 22 Grand Slams, uno de los nombres más ilustres de la historia del deporte español, fue recibido con una ovación monumental por parte de la afición mallorquinista. Son Moix se puso en pie para homenajear al manacorí, que correspondió al cariño con una sonrisa amplia y un sincero gesto de gratitud.
Alfonso Díaz fue el encargado de entregarle la distinción justo antes de que el extenista posara junto al once inicial de Jagoba Arrasate. Con la figura del dimoni entre las manos, Nadal irradiaba emoción. El reconocimiento supone la inauguración de un galardón destinado a quienes han llevado el nombre de Mallorca por todo el mundo, y pocos encajan ese perfil mejor que él.
Así, entre la ternura de un niño disfrutando sin filtros junto a su abuelo y el homenaje solemne al mayor icono deportivo de la isla, Son Moix vivió una tarde redonda. El padre se llevó el Dimoni d’Honor; el pequeño conoció el sentimiento mallorquinista; y el abuelo, el orgullo evidente de ver crecer a la tercera generación Nadal.