Las memorias del rey emérito Juan Carlos I tituladas Reconciliación ya están disponibles en las librerías españolas desde el 3 de diciembre. En esta obra, el padre de Felipe VI dedica especial atención a sus veranos en Mallorca y a su relación con el yate Fortuna, una embarcación que durante años fue símbolo de la presencia real en la isla balear. El libro, que ha despertado gran expectación, revela detalles sobre la decisión del monarca de renunciar a esta lujosa nave que actualmente se ha convertido en escenario para producciones audiovisuales.
En las páginas de sus memorias, Juan Carlos I evoca con nostalgia sus estancias en Mallorca: «A partir de 1974, empezamos a pasar la Semana Santa y el verano en el Palacio de Marivent, una casa construida en los años veinte por el pintor griego Juan de Saridakis, y cedida en 1966 por su viuda a las Islas Baleares. Marivent significa 'mar y viento' en catalán, lo que describe a la perfección este gran edificio de estilo típicamente mallorquín, cuya fachada pétrea está cubierta de hiedra, del lado interior, y domina los acantilados cubiertos de pinos, del lado del mar». El monarca emérito también explica los motivos de su ausencia en la isla tras su abdicación: «Yo no quería ser una molestia para mi hijo y su familia, aunque las dependencias de la casa permiten vivir de forma independiente. Además, ya no disponía del Fortuna, mi yate, vendido por motivos presupuestarios».
El rey Juan Carlos justifica la renuncia al Fortuna por razones económicas: «Después de una decena de años en servicio, las reparaciones eran demasiado costosas y sustituirlo era impensable». Asimismo, rememora con añoranza sus rutinas en la isla: «Lo que me encantaba de Palma era salir al mar, no quedarme encerrado en casa. Iba a tomar el café de la mañana al restaurante de mi leal y discreto amigo Miguel Arias, cerca del puerto, y luego me hacía a la mar». El yate Fortuna que menciona Juan Carlos I en sus memorias no fue el primero que llevó este nombre en posesión del monarca. El primer Fortuna había sido un regalo del rey de Arabia Saudí a finales de la década de los setenta.
Sin embargo, el barco al que hace referencia en su libro fue un obsequio posterior, entregado por un grupo de empresarios mallorquines en el año 2000, y construido por los astilleros Izar en San Fernando (Cádiz) con un presupuesto de 18 millones de euros. Esta embarcación de 43 metros de eslora contaba con cuatro camarotes con capacidad para alojar hasta ocho personas y amplias zonas exteriores. Durante trece años, la Familia Real española disfrutó de sus instalaciones hasta que, en 2013, el rey Juan Carlos I decidió renunciar a su uso como parte de las medidas de austeridad adoptadas en plena crisis económica. El elevado coste de mantenimiento, que incluía 25.000 euros solo para llenar el depósito de combustible, hizo insostenible su conservación.
Tras la renuncia, Patrimonio Nacional devolvió el yate a la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares (Fundatur). No fue hasta 2018 cuando la naviera Baleària adquirió la embarcación, ya rebautizada como Foners, por 2,2 millones de euros, una fracción de su valor original. Este cambio de nombre y propietario marcó el inicio de una nueva etapa para el que fuera símbolo de los veranos reales en Mallorca. En la actualidad, mientras Baleària intenta vender la embarcación, ofrece la posibilidad de alquilarla con tarifas que varían según la temporada.
Entre enero y mayo, el precio diario es de 19.240 euros, mientras que en temporada alta (julio y agosto) asciende a 21.660 euros. El antiguo Fortuna, ahora Foners, fue completamente remodelado en 2023 para adaptarse a su nueva función como embarcación de alquiler de lujo. Entre las comodidades con las que cuenta actualmente destacan una terraza con tumbonas, bar y espacios para tomar el sol tanto en proa como en popa. También dispone de una escalera hidráulica que facilita el acceso al mar para el baño. En su interior, los huéspedes pueden disfrutar de jacuzzi, sala de cine, sistemas de entretenimiento de última generación, conexión Wi-Fi y aire acondicionado. Como servicios adicionales, ofrece moto de agua, equipos de esnórquel, flotadores, paddle surf y una plataforma flotante.
Esta transformación ha llevado al antiguo yate real a convertirse en escenario de producciones audiovisuales. En octubre de 2024, mientras se encontraba amarrado en Ibiza, el Foners acogió el rodaje de un innovador formato para la plataforma Disney+. Este programa, actualmente en fase de posproducción, reúne a padres de alto poder adquisitivo con personas que aspiran a trabajar como niñeras o cuidadores de sus hijos. Además del yate, el equipo de producción también grabó en diversos puntos de la isla pitiusa como el restaurante El Silencio en Cala Molí o los beach clubs Nassau y SHU Talamanca.
La publicación de las memorias de Juan Carlos I ha generado un considerable interés mediático y social en España. Tras años de controversias relacionadas con sus finanzas personales y su vida privada, el rey emérito ha buscado ofrecer su versión de los hechos a través de este libro autobiográfico. En Reconciliación, Juan Carlos I también menciona la continuidad de la relación de la Familia Real con Mallorca: «Ahora le corresponde a mi hijo seguir promocionando la isla, recibiendo a jefes de Estado y participando en la competición de vela, la Copa del Rey. Sofi sigue pasando allí todos los veranos, con la mayor discreción, con su hermana, la princesa Irene». Estas palabras reflejan el vínculo especial que mantiene la Casa Real española con la isla balear, a pesar de los cambios experimentados en los últimos años.
Jo tenia entès que ell no va renuncià al iot tot el contrari, el varen fer renuncià