Pablo Iglesias e Irene Montero han protagonizado la imagen más viral y comentada de la Semana Santa. La ministra de Igualdad publicó el pasado sábado una imagen junto a su pareja, el ex líder de Podemos, acompañada de la frase de una canción del grupo Marea: «Pa' llenar de porvenir los bolsillos del mandil». Una fotografía en la que se puede ver a la pareja en actitud relajada e Iglesias con una guitarra entre los brazos.
Sin embargo, más allá de la estampa de un día de descanso los usuarios de las redes sociales se fijaron en otro detalle que hizo saltar la polémica. «Pero... lo de la esquina de la mesa????? Qué será eso blanco...», respondía a la publicación de Instagram un usuario. Tras él, comenzaban las acusaciones en las que, de manera directa e indirecta, acusaban a la pareja de estar consumiendo drogas.
Sin embargo, tras las graves acusaciones, los defensores de la pareja llegaron para aclarar lo sucedido. «No es una raya. Es la cinta de la cremallera», publicaba el usuario Bernat Castro. En las imágenes que acompañan estas afirmaciones, se puede ver el neceser del kit 'Mi regla, mis reglas', distribuido en los institutos catalanes por la Generalitat, y la cremallera que ha sido confundida en redes sociales con una raya de cocaína.
Tras el revuelo causado, este lunes el exvicepresidente Pablo Iglesias ha querido zanjar la polémica en una entrevista en RAC1. «Ya no puede uno ni drogarse tranquilamente en Semana Santa», ha dicho en tono irónico. «Hay que tomárselo con humor», ha añadido, para continuar con una reflexión sobre la normalización de las fake news. «Se está normalizando que la mentira pueda ser un material político informativo aceptable», ha asegurado.
El exvicepresidente ha acusado a algunos sectores de la ultraderecha de hacer uso de informaciones falsas. «Les da igual que sea mentira. Ya lo asumen como un material político a utilizar, y creo que esto forma parte de una dinámica que se ha normalizado contra determinadas opciones políticas», ha afirmado. Además, ha alertado de que este tipo de conductas reflejan «unos niveles de degradación tanto de la democracia como de buena parte del periodismo, que entra claramente a comprar estas cosas. Es enormemente peligroso».
«Si a esto le añadimos las implicaciones que va a tener la inteligencia artificial, que se va a poder construir cualquier cosa... El efecto que crea una imagen más allá de que eso sea verdad o no nos habla de una sociedad que da muchísimo miedo», ha asegurado.