La economía circular es un modelo de producción y consumo que busca acabar con el usar y tirar. Su objetivo es reducir los residuos a la mínima expresión. Este planteamiento requiere transformar por completo el sistema productivo y de consumo actual y empezar a compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible. Pensando en revertir los impactos negativos que tienen los establecimientos turísticos sobre el medio ambiente y la sostenibilidad, la Fundación Impulsa ha lanzado un manual para aplicar pautas de circularidad en los hoteles con el apoyo del Grupo Iberostar y la Organización Mundial del Turismo.
Esta guía persigue dos ambiciosos objetivos: por un lado, contribuir a la sostenibilidad turística mediante la implantación de la circularidad hotelera; y, por otro lado, utilizar la economía circular para forjar un nuevo liderazgo turístico que mejore la competitividad global de Balears.
Para la Fundación, la planta hotelera de las Islas debe actuar como laboratorio de circularidad frente al resto del sector turístico por su gran peso específico. No en vano, el Archipiélago cuenta con 1.429 establecimientos y 341.976 plazas, que representan más de tres cuartas partes de la capacidad de alojamiento turístico de las Islas.
El manual ofrece 13 consignas, 125 pautas y 81 indicadores clave de rendimiento o KPI (key performance indicators, por sus siglas en inglés).
La estrategia para aplicar la circularidad en el ámbito hotelero se basa en tres pilares estratégicos: la gestión de los recursos disponibles, que engloba los ámbitos de inversión, innovación y gobernanza; la modernización de los procesos internos, que se refiere al consumo de materiales y recursos; y la implicación de los principales stakeholders o grupos de interés: trabajadores, proveedores y clientes.
Este manual pretende ser práctico, para facilitar la toma de decisiones sobre activos o procesos que tienen que ver con la noción de circularidad.
Para Antoni Riera, director técnico de la Fundación Impulsa, esta guía supone un gran avance en la estrategia de sostenibilidad turística: “Es un marco que reúne cuatro importantes atributos. Es único y pionero, no existen precedentes; es amplio y flexible, pues es igualmente útil para compañías hoteleras de naturaleza, tamaño y orientación de mercado distintas; es abierto y en permanente actualización; y, además, es multidestino y aplicable, por tanto, a las distintas localizaciones en las que las compañías sitúen su portfolio de establecimientos”, indica.
Riera señala también que la planta hotelera balear está en condiciones de desempeñar el rol de “laboratorio de circularidad regional”, dado que sus actores operan a través de una cadena de valor amplia y transversal que asegura el impacto sobre una extensa red de operadores, proveedores y clientes.
La circularidad hotelera persigue, en definitiva, mantener el valor funcional de los materiales el mayor tiempo posible, minimizar la presión sobre los recursos y reducir la generación de residuos.
La Fundación Impulsa, con el apoyo de Grupo Iberostar, ha simplificado la aplicación de la economía circular a un hotel a través de 13 consignas de actuación.
PROCESOS INTERNOS. Aplicar pautas sobre los materiales y recursos presentes en los procesos internos de las empresas es esencial para integrar la noción de circularidad en un hotel preservando la calidad final del servicio. Eso sí, hay que contar con que en el caso de los establecimientos, el uso del agua y de la energía “no permite alcanzar la máxima efectividad”, pero sí se puede mejorar la eficiencia.
Otra pauta para implantar la economía circular es disminuir la intensidad en la utilización de un material o recurso en los procesos de producción de la compañía, preservando los estándares de calidad de los servicios. Es posible incidir desde la construcción del edificio -durabilidad de los materiales, aislamiento, ventilación, aprovechamiento solar o control de fugas de agua- pero sobre todo desde el aprovisionamiento de recursos, es decir: autoabastecimiento de agua y energía, la composición de los productos, el envasado y los embalajes, el ciclo de vida del mobiliario o los equipamientos digitales, la proximidad y conservación de los alimentos y productos perecederos y la eficiencia energética de los electrodomésticos.
Del mismo modo, hay que revisar el consumo de energía, agua y productos químicos en la limpieza y el consumo de agua y energía en las instalaciones de ocio y deporte, el fomento de soportes digitales frente a material de papelería, evitar el derroche alimentario, optimizar elementos de menaje, equipamientos y vehículos, y revisar el criterio de apertura de las instalaciones por agrupación de la demanda.
En materia de reciclaje, los hoteles deben recuperar materiales o recursos para ser introducidos con un mismo o diferente propósito en los procesos de producción de la compañía o del resto del sistema. Se trata de revisar el origen y composición de los productos que adquiere un hotel -textiles, cosmética y aseo, papelería, mobiliario...-, tratamiento de materiales al final de su vida útil, capacidad de depuración de agua, aprovechamiento de excedentes alimentarios y evitar usar materiales solo una vez.
Es necesario volver a introducir un material o recursos en los procesos de producción con el mismo propósito y forma original después de un mínimo mantenimiento o limpieza. También se deben devolver los materiales o recursos a su estado funcional óptimo para ser introducidos en los procesos de producción de la compañía o del resto del sistema después de reemplazar o reparar sus principales componentes o apariencia, y desmontar y recuperar los componentes para crear un nuevo material o recurso que va a ser introducido nuevamente en los procesos de producción.
STAKEHOLDERS. Trabajadores, clientes y proveedores deben participar en las pautas de compromiso circular para que redunde en toda la cadena de valor turística.
En este sentido, la Fundación Impulsa recomienda estimular la concienciación de los stakeholders desde la difusión de información sobre los objetivos y la implementación de buenas prácticas circulares, así como procurarles la capacidad y los medios para proceder a la acción con planes de formación para trabajadores, sistemas de medición de los indicadores clave y articulando iniciativas de aprendizaje con proveedores y guías de uso o consumo para huéspedes.
Del mismo modo, conviene promover la acción real y efectiva de los stakeholders desde la motivación y la aplicación de incentivos, con requisitos de contratación, influencia sobre los requerimientos de las provisiones y protocolos de procedimiento en caso de inclumplimiento.
También hay espacio para favorecer la retroalimentación conjunta para hacer partícipes a los stakeholders de los distintos estadios de implementación de las buenas prácticas circulares, estableciendo canales de comunicación permanente con proveedores, clientes y arrendatarios de las instalaciones y con mecanismos de valoración por parte de los huéspedes.
RECURSOS DISPONIBLES. Incorporar pautas de circularidad en la gestión de recursos disponibles de un hotel también implica tomar decisiones que afectan a la inversión, la innovación y la gobernanza.
La primera consigna en este sentido es dotar los recursos necesarios para afrontar la implementación de buenas prácticas circulares, así como vincular los recursos disponibles a los objetivos y prioridades de circularidad establecidos anualmente por la compañía. Asimismo, hay que determinar los recursos orientados a implementar en tiempo y forma las buenas prácticas circulares y estimar los resultados derivados de la aplicación concreta de recursos a la satisfacción de los objetivos de circularidad establecidos a corto y medio plazo.
En cuanto a los procesos internos, se recomienda disminuir la intensidad en la utilización de materiales o recursos en los procesos de producción preservando los estándares de calidad de los servicios. Al mismo tiempo, hay que reciclar, reutilizar, restaurar y remanufacturar materiales y recursos.
Es necesario sensibilizar a los stakeholders difundiendo información sobre la implementación de buenas prácticas circulares, procurarles la capacidad y los medios para proceder a la acción de acuerdo a las buenas prácticas circulares a implementar, promover la acción real y efectiva de los stakeholders en la implementación de las buenas prácticas y hacerles partícipes de los distintos estadios de implementación favoreciendo una dinámica de retroalimentación continua.
Es decir, que se trata de situar los hoteles en el primer eslabón de una cadena que transmita las bases de la economía circular a todos los agentes del sector turístico. Esta acción tiene relación con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12, referido a la producción y el consumo responsables.
Es recomendable asegurar los recursos necesarios para afrontar la implementación de buenas prácticas circulares. Esto implica modificar la dotación de capital físico, humano o tecnológico. Se deben modernizar los servicios, crear mecanismos de coordinación entre departamentos con equipos multidisciplinares e implicando los órganos de gobierno.
También es necesario vincular los recursos disponibles a los objetivos y prioridades de circularidad establecidos, lo que requiere necesariamente aplicar requisitos mínimos en la compra de establecimientos, así como mejorar la eficiencia en gestión y digitalización.
En tercer lugar, hay que determinar los recursos orientados a implementar en tiempo y forma las buenas prácticas circulares de la compañía a través de sus unidades centrales y portfolio de establecimientos.
Asimismo, es necesario estimar los resultados derivados de la aplicación concreta de recursos a la satisfacción de los objetivos de circularidad establecidos a corto, medio y largo plazo por la compañía. Es decir, ahorrar en materiales gracias a nuevas intalaciones o equipos, sistemas de gestión y tratamientos de residuos, mejoras de eficiencia derivadas de innovación en servicios y canales de comercialización, y revisión interna y externa de protocolos.
Finalmente, la Fundación Impulsa ofrece una batería de indicadores para poder medir cómo se traslada a la práctica esta visión estratégica de la circularidad hotelera, y comparar de este modo el progreso entre el portfolio de establecimientos o entre compañías.
La sostenibilidad del sector turístico es una necesidad y una exigencia cada vez mayor tanto por parte de las administraciones como de los clientes. Para la Fundación Impulsa, la sostenibilidad permite forjar nuevas ventajas por diferenciación, lo que ha de asegurar a futuro el atractivo de Balears. Para ello, el Archipiélago tiene un gran reto: “mejorar la ordenación del espacio turístico y mantener el equilibrio sobre los recursos naturales y ambientales regionales”.