Los destinos turísticos maduros en España tienen un gran reto por delante: la reconversión. Pasar de la visión, los objetivos y esencia creados en el s.XX a un nuevo modelo económico y social que no deja de dibujarse a golpe de noticia.
Las administraciones públicas deberán meter una marcha más para dotar de recursos a los destinos si quieren ser pioneros en la nueva era donde la accesibilidad universal, la digitalización y la sostenibilidad serán las tres palancas principales para navegar en nuestro día a día. Pero no solo ser pionero va a ser importante: diferenciarse y ser un destino eficiente será condición indispensable para ganar atractivo y, en consecuencia, rentabilidad. Aquí es donde entran los Destinos Turísticos Inteligentes.
Los DTI son, a todas luces, un punto te partida para conseguir esta diferenciación y eficiencia. Palma está inscrita desde 2019 en la red de Destinos Turísticos Inteligentes. Pero, ¿qué es un DTI?
Con la descripción que ofrece Segittur: «Un destino turístico innovador, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia, que garantiza el desarrollo sostenible del territorio turístico, accesible para todos, que facilita la interacción e integración del visitante con el entorno e incrementa la calidad de su experiencia en el destino y mejora la calidad de vida del residente».
Está claro: si las palancas (digitalización, sostenibilidad y accesibilidad) de una smart city están bien engrasadas, se mueven con inteligencia y tienen como valor principal la innovación, caminaremos por la senda de reconversión del destino. Para ello será imprescindible una herramienta fundamental: el marketing.
El marketing será el encargado de estudiar y posicionar el destino, dinamizarlo, darle cuerpo, venderlo, crear tendencia, crear demanda y generar recuerdo tras el viaje para que apetezca compartirlo con amigos, familia o seguidores.
Si el marketing es la herramienta, los datos son los ingredientes. Es imprescindible una red wifi potente que nutra de información la base de datos de los visitantes del destino. Esta información, una vez procesada, se convertirá en conocimiento del destino y se podrá comenzar a trabajar con él para cambiar, modular, transformar, potenciar o crear el producto turístico proyectado y comenzar a alcanzar los objetivos deseados.
Ya tenemos la paellera (DTI), los ingredientes (marketing) y ahora nos falta la Chef: DMO. «Destination Management Organization». Esta organización es la encargada de «cortar en juliana» los datos para tener información, «sazonar» la información para tener el conocimiento perfecto a punto de sal y finalmente ponerlo en la paellera junto a todos los demás ingredientes para dejar reposar el resultado final: la inteligencia de datos.
La DMO es la organización encargada de la gestión del destino turístico: calidad, infraestructuras, acciones de marketing, movilidad, eventos culturales y deportivos… Una organización público-privada capaz de autogestionarse y autofinanciarse (total o parcialmente) con los recursos conseguidos de su propia actividad.
¿Y qué pintan los NFT en este artículo? Los Non-Fungible Tokens son los activos del nuevo mundo digital, capaces de crear experiencias únicas de destino ya sea de forma vitual o en eventos físicos. Los NFTs, activos digitales únicos por alguna de sus características, serán la puerta de entrada en nuevo mundo digital. Subirse al carro del arte digital, la moda digital o los eventos digitales aportará gran diferenciación. Arte digital creado en PdP con galería fisica-urbana; moda digital para un metaverso en el que ya encontramos hoteles y, por qué no en un futuro, destinos turísticos; eventos en Platja de Palma con entrada NFT con valores añadidos únicos y que harán elevar de forma exponencial la experiencia del visitante. Solo unos ejemplos.
Los destinos maduros tienen un gran reto por delante. Frente a todo gran reto, una gran oportunidad. La pregunta ya no es «¿qué queremos ser cuando seamos mayores?» sino «¿qué queremos ser cuando volvamos a ser jóvenes?».