Recientemente se ha abierto nuevo debate en el pacto de gobierno de Palma. Algunos partidos rechazan impulsar nuevas rutas turísticas entre Estados Unidos y la capital balear, iniciativa anunciada recientemente por el alcalde Hila.
Además, el próximo martes 27 se celebrará la protesta denominada «Tourism Collapse Day», en donde 34 entidades ciudadanas se manifestarán contra el turismo masivo frente a la sede del Govern en el Consolat de Mar y ya han anunciado que rechazan el apoyo de las instituciones a estas nuevas rutas.
Por el contrario, hay mucha gente que piensa que un turismo con alto poder adquisitivo y que puede ayudar a desestacionalizar es una buena iniciativa. Estoy de acuerdo en no masificar, erradicar el turismo de excesos y en diversificar en otros sectores económicos productivos, pero no en contra de intentar atraer un turismo de calidad y que en términos de volumen de llegadas no creo que llegue a ser tan significativo como para oponerse frontalmente.
La conexión ente Mallorca y Estados Unidos, concretamente con Nueva York, parece ser que ha sido un éxito en su primer año con la iniciativa auspiciada por United Airlines, que ha sorprendido incluso a los propios promotores del proyecto, por lo que ahora se plantea la posibilidad de ampliarlo con más líneas o con otros destinos de la primera economía del mundo.
Esto significa también no poner «todos los huevos en la misma cesta», puesto que, ante una eventual recesión en Europa, nuestra principal fuente de turistas, explorar otros mercados internacionales que puedan hacer frente a la diversas crisis puede ser una idea acertada para paliar sus efectos.
Del mismo modo, las cuatro islas pueden beneficiarse de estas rutas al estar entre ellas bien comunicadas, además de los propios residentes, que podremos aprovechar las líneas para realizar turismo en Estados Unidos.
Hoy en día el poder hacer un viaje sin realizar escalas, que a veces pueden ser de varias horas, es un aliciente importante para fomentar los viajes entre dos ciudades.