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¿Cambia el ciclo en Wall Street?

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Tal como hablábamos la semana pasada en esta sección, el mes de agosto, independientemente de la brusca bajada del «Lunes Negro» y de la remontada posterior, nos ha dejado algunos temas a tener en consideración. Parece que ha llegado el momento en el que el mercado se toma las noticias macroeconómicas malas como malas y las buenas como buenas. Parece una perogrullada, pero hasta hace unos días no era así: cuando se publicaba un mal dato macro, era celebrado por los inversores, ya que se interpretaba como un factor para que los bancos centrales aflojaran su política monetaria.
Como se ha comentado aquí en varias ocasiones, las bajadas de tipos de interés benefician a las bolsas (por valoraciones y por menos costes financieros) y, de forma muy directa e importante, a la renta fija.

Sin embargo, parece que el mercado ya tiene totalmente descontada la rebaja de tipos de interés del próximo día 18. De hecho, las dudas están en si esta rebaja será del 0,25% o del 0,50% así que ahora el «temor» está enfocado hacia otro tema: la posible recesión que se intuye en Estados Unidos.

Esta situación que ya han vivido países en la Zona Euro (Alemania, sin ir más lejos) parecía lejana allí, puesto que los datos macros eran fuertes, principalmente los de empleo. Pero ha llegado el momento en el que esta fortaleza ya está en dudas, y a cifras menos miradas por los analistas (desplome de precios inmobiliarios o aumento brutal de compras con tarjetas de créditos y de impagos de las mismas) se unen otros más típicos junto a cierto debilitamiento del mercado laboral. Por supuesto, a esto hay que unir que la inflación parece ahora más que controlada (este mismo miércoles se ha conocido el último dato) y ya no preocupa.

No es el único cambio: parece que la visión tan optimista sobre la Inteligencia Artificial también ha aflojado y los grandes valores se han alejado de máximos. De hecho su máximo exponente, NVIDIA ha bajado fuertemente tras unos resultados espectaculares, muy por encima de unas perspectivas que ya eran muy altas. En este caso no se le ve más lógica que una irracionalidad del mercado, ya sea en las subidas previas, ya sea en el castigo actual.

Lo que no ha cambiado es la situación de las empresas, que realmente es lo que debería preocupar a los inversores: los resultados empresariales han sido generalmente muy buenos y, además, mejor de lo esperado (un 80% de las empresas del S&P han sorprendido positivamente a las estimaciones de beneficios).

Vistos estos tres factores, ciclo económico incierto, algo de pesimismo en Inteligencia Artificial y buenos resultados, nos hace estar más atentos y más selectivos, si cabe, y más si añadimos un cuarto factor: es año electoral en Estados Unidos. Así hay que mirar qué sectores se pueden beneficiar de esta situación: los más defensivos con buenos ratios y que han subido menos estos meses, como la salud o las telecomunicaciones, podrían ser los más típicos.

Mientras que los más beneficiados por la bajada de tipos podrían ser algunas pequeñas y medianas empresas, inmobiliarias, otras tecnológicas, aerolíneas o renovables. La parte negativa es que algunas son muy cíclicas y dependerán del nuevo factor «recesión». Sea como sea, habrá que estar atentos a la evolución de los mercados.

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