Si hasta hace poco hablábamos de inteligencia artificial para crear contenido, ahora el siguiente paso es la optimización. TikTok acaba de lanzar Smart Split, una nueva función que utiliza IA para acortar vídeos largos y adaptarlos al ritmo real del consumo actual, sin que el creador/a tenga que hacer nada. La herramienta detecta los momentos más interesantes, elimina silencios o repeticiones y deja solo lo esencial para mantener la atención del espectador. Y eso, en una red donde la retención media ronda los 6 segundos, es oro puro.
En lugar de editar durante horas, Smart Split analiza el lenguaje, los gestos y la estructura del discurso para reorganizar el vídeo automáticamente. Para los creadores, esto puede suponer un antes y un después, un vídeo de tres minutos explicando un producto o una idea puede transformarse en varias piezas breves, listas para publicar en TikTok o Reels. Más contenido, menos tiempo, y mayor probabilidad de que el mensaje llegue. Y en el terreno de las marcas, las posibilidades se multiplican. Imagina grabar un webinar, una entrevista o una charla interna y que la propia IA te genere decenas de fragmentos listos para redes sociales, sin pasar por un proceso de postproducción. Agilidad, volumen y ahorro.
Entre tanto avance, hay una pregunta inevitable, ¿qué pasa con el toque humano? La IA puede recortar, resumir y detectar patrones, pero no entiende aún las emociones, la intención o el contexto cultural como lo haría un buen editor o community manager. La clave no es sustituir, sino combinar: dejar que la tecnología haga el trabajo técnico y reservar el criterio humano para lo que realmente importa —la historia. La inteligencia artificial no viene a quitarte la creatividad, sino a darte tiempo para usarla mejor. Hasta ahora contábamos con herramientas como Captions con tareas similares, pero todo apunta a que dispondremos de editores de IA muy potentes en cada red social.