Los ciudadanos de Alemania, principal mercado emisor de turistas en Balears, no quieren prospecciones petrolíferas en el mar Mediterráneo. En varias ocasiones se han mostrado sensibles con las causas medioambientales de las Islas y el pasado lunes entregaron al Ministerio de Medio Ambiente 180.061 firmas para exigir que «se paralicen las inminentes prospecciones de petróleo en aguas adyacentes al litoral balear». Actualmente compete a este departamento trabajar en el estudio de impacto ambiental.
Se trata de una iniciativa conjunta de las organizaciones internacionales OceanCare y Avaaz, que hace meses lanzaron una campaña para recoger firmas en contra de los sondeos entre los ciudadanos de habla alemana. «Queríamos concienciar al potencial turista de las Islas», explicaron los impulsores. Además de alemanes, también han suscrito la petición residentes en Suiza, Austria y, en menor medida, en los países del norte de Euorpa.
«El objetivo es que el Gobierno replantee sus planes ya que puede dañar al sector turístico», indicaron los ecologistas. Precisamente, la petición subraya que «el plan de búsqueda de combustibles fósiles programado supone un inmenso peligro para el medio ambiente, la pesca y el turismo».
Los impulsores de la campaña destacaron las consecuencias de los sondeos para el turismo tras entregar las firmas. El coordiandor de campañas de Avaaz, Christoph Schott, aseguró «que España pretenda utilizar cañones de aire comprimido para encontrar petróleo en las maravillosas aguas de Eivissa y Mallorca es como jugar a la ruleta rusa con sus increíbles recursos naturales y económicos al mismo tiempo. No sólo pone en un gran peligro a cientos de ballenas, delfines y otras preciadas especies marinas, sino que además amenaza con arruinar una fuente única de ingresos para el país: el turismo». Por su parte, la presidenta de la asociación Oceancare, Sigrid Lüber, enfatizó el carácter internacional de la oposición a los sondeos: «La entrega de firmas de esta campaña refleja que las protestas se extienden más allá de España. Nuestra presencia simboliza que el rechazo a la fiebre del petróleo en el Mediterráneo es mucho más amplio».