El expresidente de Balears y exministro, Jaume Matas, ha acudido a dormir, esta noche, al Centro de Inserción Social (CIS) del Centro Penitenciario de Segovia, manteniendo aún el tercer grado, revocado hoy por el juez de vigilancia penitenciaria, a la espera de que se resuelvan los posibles recursos.
Matas, que cumple una pena de nueve meses de cárcel por tráfico de influencias por el caso Palma Arena, ha llegado este lunes al (CIS) «José Antón Oneca», un edificio separado del resto de edificaciones, en torno a las 21.45 horas, a bordo de un vehículo marca Mini, de color negro, conducido por él mismo.
Pese a que en el exterior del recinto, a cinco grados de temperatura, al otro lado de una valla metálica, se encontraban varios periodistas y cámaras, Matas no ha respondido a las preguntas que se le han lanzado ni se ha detenido en su trayecto entre una puerta de acceso y la del inmueble que lo aloja, a unos cien metros.
Momentos antes ha entrado otro interno, también en régimen abierto, quien ha comentado que era compañero del expresidente balear, que se llevaban bien y que tenía que hablar con él a través de un botón, en referencia a un pequeño micro, debido al problema auditivo de Matas.
Revocar el tercer grado
En un auto, el juez de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid, sostiene, entre otros argumentos, que «no cabe tolerar comportamientos que en vez de servir con objetividad los intereses generales sirven únicamente su mezquino interés privado, propio o de tercero».
A la hora de revocar el tercer grado concedido por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, en contra del criterio mayoritario de la junta de tratamiento del centro, el magistrado advierte sobre la posibilidad de que la aplicación de la norma sea «susceptible de proyectar sobre la comunidad la sensación de vaciamiento, e incluso, cierta impunidad».
Añade que «cosa que puede ocurrir por la clasificación prematura en tercer grado de un interno, los fines de la pena pueden verse pervertidos, máxime en un delito de la naturaleza del que nos ocupa, tráfico de influencias, caracterizado por el abuso de la confianza depositada en un cargo público, y en un momento de gran sensibilidad social al respecto».
Según reza el auto el magistrado, «el riesgo de ruptura en la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático, en la validez del propio Estado de Derecho, no puede ser obviada por los jueces, siendo uno de los parámetros de interpretación de las normas la realidad social del tiempo en el cual han de ser aplicadas».
Tras ingresar en el Centro Penitenciario de Segovia, el 28 de julio, el pasado 31 de octubre Jaume Matas salió en semilibertad para pasar fuera el fin de semana, al adquirir el tercer grado, una vez cumplido un tercio de la pena, entre otros argumentos a favor de la concesión.
Tras recurrir el fiscal, se ha conocido hoy el auto del juez Florencio de Marcos Madruga, contra el que cabe recurso de reforma ante el mismo juzgado en el plazo de tres días o de apelación ante la Audiencia Provincial de Palma, en los cinco días siguientes a su notificación.
Matas seguirá en tercer grado hasta que la decisión del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid de revocarlo sea firme, por lo que continuará saliendo, hasta ese momento, en régimen abierto.