Investigadores de la Asociación Tursiops han detectado la presencia de cachalotes acompañados de crías, con heridas y marcas que indican que han sido atropellados por alguna embarcación en aguas de Balears.
El hallazgo se ha producdo esta semana, durante la campaña científica «Estemar I» de estimación de la población de cetáceos en el levante de Baleares que cuenta con el respaldo de la Fundación Biodiversidad.
En la iniciativa los investigadores han avistado varios ejemplares de cachalote (Physeter macrocephalus), especie en peligro de extinción en el Mediterráneo, según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
Los científicos de la entidad balear han localizado en el canal de Mallorca varios ejemplares de cachalote siguiendo los sonidos que emiten para alimentarse y comunicarse mediante sistemas submarinos de localización acústica.
Entre los cachalotes avistados y fotografiados destaca una hembra que presentaba varias cicatrices y heridas en la cabeza y el lomo y que iba acompañada de una cría.
El director de la campaña, el cetólogo Txema Brotons, ha alertado de «la gravedad que supone que el segmento de la población más afectado por los atropellos sean las hembras, disminuyendo la capacidad reproductora de la especie, algo que afecta a su viabilidad».
En la zona hay mayor presencia de hembras que de machos, ha explicado Brotons a Efe, por lo que son las que más se atropellan al ser las que habitan en mayor medida en un área concreta que atraviesan rutas marítimas de navegación.
El cachalote es importante ecológicamente porque come en profundidad y defeca en superficie, con lo que invierte el ciclo de la materia en el mar.
Por sus características fisiológicas y por su posición en la red trófica, «su desaparición provocaría grandes desequilibrios en el ecosistema marino», ha advertido Brotons.
Los principales peligros que amenazan a esta especie son precisamente las colisiones con barcos y la contaminación acústica.
Brotons ha detallado que la población de cachalotes se estima en unos 400 ejemplares en el Mediterráneo occidental, según campañas anteriores realizadas por la asociación mallorquina Tursiops desde hace más de una década.
La identificación de este problema y la posible magnitud de su impacto, «obligan al desarrollo de medidas minimizadoras», ha reclamado el científico.
Durante la primera fase de esta campaña de investigación, que finalizó ayer en el puerto de Palma, los biólogos han avistado también otros grupos de cetáceos como rorcual común (Balaenoptera physalus), calderón (Globicephala melaena), delfín mular (Tursiops truncatus) y delfín listado (Stenella coeruloalba).
El objetivo del proyecto de investigación, que proseguirá con nuevas campañas de avistamiento en los próximos meses, es estimar la población de cetáceos y su distribución en aguas de Baleares, para el diseño de áreas marinas protegidas.
Los investigadores estimarán la población de cetáceos en distintas épocas del año mediante una metolodología que combina la localización visual y acústica, tiene en cuenta todas las variables que pueden afectar a la probabilidad de detección y peina sistemáticamente una zona de muestreo diseñada con antelación.