La crisis interna que vive el PP desde los comicios del domingo se ha visto recrudecida hoy por las fuertes discrepancias con las direcciones regionales del partido en Castilla y León, Baleares e incluso Madrid, y con el cruce de reproches sobre quien es el responsable de los malos resultados en las urnas.
El caso más sonado ha llegado de Castilla y León y el duro ataque lanzado por el portavoz del Gobierno de Juan Vicente Herrera, hacia el ministro de Industria, José Manuel Soria.
Un episodio al que se ha sumado el empeño de Baleares de celebrar un congreso extraordinario después del verano al que se opone Génova, así como las insinuaciones de Esperanza Aguirre sobre cómo ha podido afectar la filtración de su declaración de la renta al resultado insuficiente que ha obtenido en Madrid.
Estos incidentes se suman a los que en la jornada de hoy se han dedicado además a restar importancia a las quinielas que apuntan a la salida de María Dolores de Cospedal de la Secretaría General de los populares.
Si hace dos días el presidente castellanoleonés, Juan Vicente Herrera, achacaba parte de los malos resultados del partido en León a la «absoluta insensibilidad y arrogancia» del Ministerio de Industria y su titular, José Manuel Soria, hoy su portavoz en la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, pedía directamente la dimisión del ministro.
Soria, ha dicho Santiago-Juárez, ha hecho «méritos para dimitir o para ser cesado».
Un mensaje que no ha sentado nada bien en el Ejecutivo, y algunas fuentes consultadas lamentaban que los dirigentes regionales culpen al Gobierno de sus malos resultados en un claro ejercicio de deslealtad hacia Rajoy y su equipo.
Como apuntaban algunos, fue ese equipo el que llevó al partido a la victoria en 2011, empezando por las comunidades.
El ministro afectado trataba de quitar hierro al asunto pero pedía que las críticas internas se hagan en casa y no «en la plaza pública». Pero el daño ya estaba hecho, y hasta la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, ha admitido lo poco oportuno que ha sido este incidente.
No ha sido la única crítica que se ha llevado el Gobierno por parte de uno de sus barones. La presidenta del PP madrileño y candidata a la Alcaldía, Esperanza Aguirre, también se ha quejado de que el Ejecutivo de Rajoy apuntara que la filtración de su declaración de la renta la podía haber hecho ella misma, algo que, en su opinión, fue «letal» para ella.
«Me han faltado 7.000 votos para tener la mayoría con Ciudadanos; no quiero decir que sea por esto, pero creo que tiene bastantes papeletas», se ha lamentado.
Entretanto en Baleares, la dirección de José Ramón Bauzá ha insistido en su intención de celebrar un congreso extraordinario en septiembre, aunque desde Madrid se le ha recordado que esa convocatoria debe contar con el beneplácito de la dirección nacional, cosa que no va a suceder.
Y es que ayer, la dirección ya advirtió de que los congresos regionales deberán esperar a las elecciones generales y al congreso nacional del partido, por lo que no celebrarán hasta el año que viene.
Otro de los frentes abiertos desde el domingo es el de la continuidad de la secretaría general, María Dolores de Cospedal, en la dirección del partido.
De momento, Cospedal ya ha anunciado que se presentará a la reelección como presidenta de Castilla-La Mancha, con independencia de un posible pacto entre el PSOE y Podemos para aupar a la Presidencia regional a Emiliano García-Page.
Las especulaciones sobre Cospedal las ha querido disipar también la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha dejado claro que no encontrarán de ella «una sola crítica» hacia la secretaria general del PP.
Saénz de Santamaría ha reconocido la «ingrata» y «dura» labor que supone tener ese cargo en el partido.
Mientras, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, ha considerado que, como no «hay ningún congreso» del Partido Popular «a la vista», María Dolores de Cospedal «va a seguir siendo secretaria general salvo que ella diga otra cosa».
No obstante, ha reconocido que un partido «es un organismo vivo y siempre se producen cambios y mejoras» y ahora que hay que afrontar las generales «evidentemente el partido se adapta a un entorno distinto».
Una idea que también apoya el presidente del Congreso, Jesús Posada, que entiende que es momento de cambios si el partido tiene que prepararse para las generales.
Y ha subrayado que «los cambios, si se hacen bien, son siempre buenos».