Rozaban casi las dos del mediodía del 30 de julio de 2009 cuando la bomba lapa instalada en los bajos del coche patrulla explosionaba. ETA asesinaba en Mallorca. Las víctimas, los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada. Han pasado diez años desde aquel fatídico día y hoy, como desde entonces cada 30 de julio, ambos son recordados.
El Ajuntament de Calvià y la Guardia Civil homenajean conjuntamente a los dos jóvenes asesinados, en un acto que tienen lugar en la calle Diego Salvá de Palmanova. Entre las autoridades civiles asistentes, la presidenta del Govern, Francina Armengol.
El alcalde de Calvià, Alfonso Rodríguez, ha reconocido que el asesinato de Salvá y Sáenz de Tejada «son muertes que son imposibles olvidar porque no murieron, los mataron».
Durante el acto, se ha realizado una ofrenda floral, en la que han participado una docena de asociaciones.
El coronel Hernández Mosquera, jefe de la Guardia Civil en Baleares, ha manifestado que el cuerpo tiene una espina clavada y ha recordado que todavía no han dado con los autores materiales del atentado mortal, él último que cometió la banda terrorista ETA en España. En este sentido, ha asegurado que siguen trabajando y que están todas las líneas de investigación abiertas. «No cejaremos hasta dar con ellos», ha asegurado.
El homenaje ha tenido lugar en la calle que lleva por nombre Diego Salvá Lezaun. Los padres del guardia civil y algunos de sus hermanos han seguido emocionados el acto. Su padre, Antonio Salvá, ha agradecido el tributo y la sensibilidad no sólo de Palmanova, sino de toda Mallorca. Respecto a la investigación, Salvá ha asegurado a los medios de comunicación que no han sabido nada en estos diez años, «sólo lo que ha dicho la prensa».
En este punto, ha recordado que desde la asociación de víctimas siguen luchando para que estos asesinatos sean reconocidos como crímenes de lesa humanidad y no prescriban nunca.
El Parlament balear se ha sumado también a los reconocimientos, y los diputados han salido a las puertas de la institución para dedicarles un minuto de silencio.