El parón de la actividad económica provocado por la crisis del coronavirus desplomó la economía de Menorca durante el segundo trimestre de 2020. Lo hizo en un 35,7% del PIB, según el informe de coyuntura de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB). Esta contracción se suma a la ya experimentada en el primer trimestre de 2020, que fue del 4,7%.
A nivel balear, la economía de las Islas cayó un 35,6 % en el segundo trimestre del año. La patronal pide control sanitario, fondos, bajada de la presión fiscal y planes de reactivación sectorial y de formación para salir de la crisis.
Según la patronal, la economía balear ha sufrido un «fortísimo shock» por la pandemia sanitaria y el impacto de la COVID-19 afecta especialmente a las Pitiüses, si bien Menorca también se ve arrastrada, ha informado en un comunicado.
El informe de «Evolución Económica» del segundo trimestre de 2020 indica que el PIB ha bajado un 35,6 %, una caída «histórica» que «amplifica la del trimestre anterior», del 4,5 %, ha asegurado la presidenta de CAEB, Carmen Planas.
El mantenimiento de las restricciones a la actividad y la movilidad asociadas a la COVID-19, de mediados de marzo a junio, «no solo ha extendido el shock de oferta, sino que ha alimentado, en una segunda vuelta, un shock de demanda que han conducido al archipiélago a una recesión sin precedentes», según CAEB.
El sector servicios es el más perjudicado, con una caída en el segundo trimestre del 37,8 %, frente al 4,5 % del primero, un «descenso inédito», con indicadores como la caída de la cifra de negocios del sector de un 55,5 % y del tráfico aéreo de pasajeros que bajó el 98,1 %.
La destrucción de ocupación también ha sido más fuerte en servicios, con el 14,6 %, frente al 0,2 % de descenso en el primer trimestre. Baja la afiliación en las ramas turísticas de actividad un 25,7 % (frente al 4,5 % del primer trimestre).
La industria cae el 23,6 % (-3,2 % en el primer trimestre) afectada tanto por la interrupción de las cadenas globales de suministros como por la paralización de la actividad industrial. El índice de producción industrial cae el 36,1 % y la cifra de negocios el 41,5 %, en «los mayores descensos de la serie histórica», destaca CAEB. El empleo retrocede un 6,5 %.
La construcción retrocede en menor medida, el 20,9 % (frente al -5,8 % del primer trimestre. Las certificaciones de fin de obra han descendido un 31,1 % en abril y el 20,9 % en mayo. El hecho de que el sector haya podido reactivar la actividad antes que el resto explica que el impacto de la COVID-19 haya sido menor también en el empleo, con una caída de la afiliación en el segundo trimestre del 4,1 % (-3,2 % en el primer trimestre).
El consumo agregado ha bajado un 36,5 % por la incertidumbre y el incremento sin precedentes del paro, del 84,6 % en el segundo trimestre.
Entre los indicadores de esa reducción del consumo, la patronal cita la caída de la matriculación de vehículos del 86,6 % y de las ventas minoristas del 29,3 %.
La inversión ha estado marcada por el bajo nivel de utilización de la capacidad productiva instalada (27,7 %), el menor de la serie histórica.
La formación bruta de capital ha retrocedido un 24 %, la creación de empresa un 44,3 % y la afiliación de empresas a la Seguridad Social el 13,1 %.
Según CAEB, en un clima de baja confianza empresarial (-37,7 % en el segundo trimestre) la inversión en construcción se ha resentido, con menos visados para obras en abril (-39,8 %) y mayo (-43,6 %).
Por islas, la economía pitiusa cae un 40,1 % (frente al -4,8 % del primer trimestre) y la menorquina un 35,7 %(-4,7 % en el primero).
Ibiza y Formentera han destruido ocupación a un ritmo superior (-22%) a Menorca (-14,5%), especialmente en las ramas ligadas al sector turístico (-33,7% en las Pitiuses y -29,2 % en Menorca).
El mayor incremento del paro en las Pitiüses (143,3 %) que en Menorca (94,1 %) explica también la mayor afectación de la capacidad de gasto de los hogares pitiusos.
Según CAEB, la economía balear es una de las más castigadas por la pandemia y prevé que las tasas de desempleo continúen elevándose como consecuencia, principalmente, de la destrucción de una parte del tejido productivo y de que se acentúen los desequilibrios estructurales de la economía balear.
CAEB recomienda orientar los esfuerzos hacia la mejora de la competitividad global del archipiélago, «reforzando las capacidades tanto a nivel individual como colectivo, como única vía para recuperar con rapidez los niveles de actividad pre-crisis y afrontar el escenario post-pandemia lo más reforzados posible».
Según Planas, «los datos que ya vislumbramos en el tercer trimestre remarcarán la recesión de Balears». «Nuestra es, de lejos, la más perjudicada del país y ante ello es preciso, y de forma urgente actuar con sentido común y a favor de los ciudadanos», ha reivindicado.
Reclama «una necesaria colaboración público-privada porque la política no puede estar únicamente centrada en los ERTE».
Planas pide «rigor sanitario porque controlar la pandemia es completamente prioritario, imprescindible, para poder recuperar la demanda de bienes y servicios como fórmula para reactivar la economía».
«Pero también necesitamos poner en marcha, de forma urgente, planes sectoriales que sean eficaces para reactivar la economía de las Islas y que actúen como revulsivo para impulsar esta demanda», ha añadido.
Planas ha demandado al Gobierno central «que corresponda a la siempre generosa Balears a la hora de asignar la distribución de fondos de los 140.000 millones de Europa».
Cree necesario también poner en marcha planes formativos que especialicen a los trabajadores de cara a la reactivación.
Planas ha demandado «que el Gobierno de España corresponda a la siempre generosa Balears a la hora de asignar la distribución de fondos de los 140.000 millones de Europa, y que todas las administraciones sean responsables y copartícipes de la situación renunciando a subir impuestos y entendiendo que la actual presión fiscal nos está ahogando a todos, sobre todos a las pymes y a los autónomos».
«Demostraríamos que tenemos la inteligencia que la situación actual exige si, paralelamente, fuéramos capaces de aprovechar el tiempo para poner en marcha planes formativos que especialicen a nuestros trabajadores para que cuando los motores vuelvan a estar en marcha estemos preparados para despegar», ha añadido.
En esta situación, ha llamado a trabajar todos «en la misma dirección y con los mismos objetivos tanto el sector público como el sector privado».