El Govern balear ultima las restricciones que aprobará en los próximos días para frenar el aumento de contagios. El toque de queda, una de las herramientas por la que apuestan cada día más comunidades, está prácticamente descartada en Baleares. El Ejecutivo autonómico se decanta por medidas «efectivas» y que tengan el «menor impacto posible» en la actividad económica.
La consellera de Salut, Patricia Gómez, aseguró este viernes que se está analizando junto con expertos, técnicos y epidemiólogos «todo lo que pasa alrededor del mundo para ver cuáles son las medidas más efectivas» para la franja de edad de entre 16 y 40 años, la más afectada por el virus en esta. «Trabajamos en medidas dirigidas a estas franjas de edad en determinados momentos», señaló la consellera, quien reconoció que reducir la movilidad o limitar el número de personas en las reuniones sociales son medidas efectivas para las que hay que buscar un «equilibrio» con las decisiones judiciales. Cabe recordar que tanto para el toque de queda como para limitar las reuniones sociales se necesita el aval de la Justicia.
El Consell de Govern debería aprobar el próximo viernes las medidas de desescalada o escalada, pero previsiblemente se adelantará. Antes de aprobar cualquier restricción, y como es habitual, se convocará a la Mesa del Diálogo Social y después del encuentro se informará de las actuaciones a adoptar. «A principios de la semana que viene presentaremos el plan de medidas», indicó ayer Gómez. El portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, por su parte, ya avanzó que «no se ve viable la apertura del ocio nocturno».
Por el momento, desde el Govern se resisten a concretar las restricciones en las que se trabaja hasta que estén definidas. «Pido que no se especule» ante la posibilidad del regreso del toque de queda, manifestó ayer la presidenta Francina Armengol, quien también reclamó «tranquilidad para poder seguir reactivando la economía y garantizando la seguridad sanitaria de residentes y visitantes».
Armengol insistió en que la actual ola es diferente a las anteriores por la menor presión hospitalaria, aunque no ocultó su preocupación por el aumento de contagios. Con todo, reivindicó que Baleares «es un destino seguro y es importante trasladar este mensaje».