La subida de la inflación se cierne como una de las principales amenazas para la economía, tanto a gran escala como familiar. Este mes de mayo ha vuelto a incrementarse y se sitúa en el 8,7 % en España. Esto está provocando una pérdida de poder adquisitivo, motivado por la pérdida de valor de los ahorros y el incremento de los precios. Cabe destacar que las hipotecas, uno de los principales gastos a los que tienen que hacer frente las familias, subirán una media de 900 euros anuales en las Islas. Esto se debe a que el euríbor ha comenzado una senda alcista ante la amenaza de una subida de los tipos de interés, prevista para el mes de julio. Uno de los principales objetivos del BCE es que la inflación no supere el 2 %, por lo que en estos momentos se encuentra muy lejos de esa cifra.
Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, ha manifestado que una bajada de la inflación «es difícil verla» y ha advertido que «tampoco sería bueno, ya que la deflación es casi peor que la alta inflación porque paraliza el consumo: nadie compra nada esperando que baje de precio». No obstante, ha precisado que «las subidas a ritmos normales las deberíamos empezar a ver pronto, aunque sea por la propia comparativa interanual: cada mes lo estamos comparando con uno de 2021 cuya inflación ya empieza a ser alta. Ver tasas de crecimiento del 2 % al 4% no supondría que no suben mucho los precios, sino que, tras subir de una forma muy brusca siguen subiendo, pero menos».
Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de FuturFinances.com, ha respondido: «No me atrevo a pronosticar cuándo dejarán de subir los precios, pero lo que está claro es que mientras dure la guerra en Ucrania y la cadena de suministros falle tendremos precios altos». En la misma línea que Langa ha avanzado que en «los próximos meses el incremento irá siendo menor, pero eso no significa que los precios bajen: aumentarán menos, pero ya con una base de precios muy alta».
¿Cuándo bajarán los precios en los supermercados?
Langa ha declarado que «en los supermercados se nota más porque dependen mucho de la alimentación y ésta es muy volátil. Por una parte, porque depende de los combustibles (maquinaria agrícola, transporte, pesca...) y porque los alimentos perecederos van en función de las recolectas y éstas varían mucho en función del clima. Por su parte, Monserrat ha contestado que «acostumbrarse a la inflación nunca debemos hacerlo: es un virus monetario que se come el valor de los euros. Pero para que veamos reducción de precios nominales en los supermercados, me temo que aún falta mucho tiempo».