El expresident Quim Torra presentó este miércoles en Palma el segundo volumen de sus memorias, Les hores incertes (Símbol Editors, 2022) sobre su mandato hasta que fue inhabilitado a finales de 2020. La Llibreria Quart Creixent organizó el acto.
Lamenta no haber conseguido la independencia durante su presidencia. ¿Cree que aún es viable?
—Perfectamente, y la prueba es que los escoceses no han renunciado pese a haberles pasado lo mismo que a nosotros con la COVID y la guerra de Ucrania. Se han marcado una fecha concreta para ejercer su derecho a la autodeterminación. Cada día que pasamos dependiendo de España es un día más hacia nuestra decadencia por el expolio fiscal y la falta de protección en todos los niveles. Ante un Estado que nos espía y combate tu ideología, siempre vale la pena seguir.
El Gobierno británico ha anunciado que no permitirá una consulta en Escocia.
—Pero siguen adelante, veremos cómo acaban. Es relevante porque los escoceses no tienen el déficit fiscal que padecemos. Además, nuestra lengua está amenazada y tiene dificultades.
Afirma que un gobierno del PP y Vox puede ser un «punto de inflexión». ¿A qué se refiere?
—En el sentido de que cambien las cosas. Como no creo en la mesa de diálogo, a los que han potenciado este relato les será difícil mantenerlo si hay un gobierno de derechas. No apuesto por el cuanto peor mejor, pero sí que, a efectos de los intereses legítimos de Catalunya, no veo muchas diferencias entre un gobierno del PSOE o del PP. Quien nos ha espiado es el gobierno socialista. Ambos son las muletas de la restauración Borbónica, que no cortó con la dictadura y apuntaló a un Estado donde las naciones no cuentan. Me reuní con Pedro Sánchez y me dejó muy claro que España nunca permitirá un referéndum. Mi confianza con los gobiernos progresistas es nula.
La estrategia de desobediencia pacífica ha fracasado. ¿Qué alternativa queda?
—Volver a hacerlo bien. El 1 de octubre fracasamos y como no estamos en un entorno anglosajón, aquí no se reconocerá nunca la autodeterminación. Por lo tanto, hay que analizar este fracaso. La vía es la ruptura siempre escrupulosamente democrática. Cuando se produce la proclamación de la República catalana hay que defenderla en las calles.
¿Incluso con violencia?
—Esta es una pregunta para el Estado ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar? De momento, ha demostrado que nos pegan cuando estamos en la cola votando. Si queremos la independencia, hay un punto en que la generación que se dispone a hacerlo tiene que ser una generación sacrificada porque no será fácil. El único combinado posible es el de embate democrático y la desobediencia sostenida. Esto no va asociado a violencia por parte de los que defienden la democracia y la autodeterminación.
¿Estaríamos en esta situación si el Constitucional no hubiera recortado el Estatut?
—Tarde o temprano, sí, porque nos hubiéramos dado cuenta de que la autonomía no resuelve tus problemas. También pasará aquí. Los mallorquines están más expoliados por el Estado que los catalanes. El dinero que generamos trabajando, y que desaparece, tiene que ser para mejorar la sanidad o infraestructuras.
¿Y si Catalunya tuviera un nuevo pacto fiscal como el vasco?
—No sé qué hubiera pasado, pero Artur Mas rechazó un pacto con Rajoy porque la ciudadanía catalana había llegado a un grado de convencimiento mayoritario para decidir su futuro.
La exdiputada de la CUP Gabriela Serra confesó que sabían que no había un plan para implantar la república. ¿Mintieron?
—En ese momento no tenía responsabilidades políticas, pero sí sé que se llegó a la proclamación de independencia del 27 de octubre. Yo lo habría hecho el día 5, después del discurso del Rey y las manifestaciones masivas.
Durante el largo ‘procés', el PNV ha ido ganando autonomía para Euskadi. ¿Os da cierta envidia?
—Cada país elige su vía. Hay otros independentistas vascos que creen que se tendría que hacer de otra manera. Tengo buena amistad con Ibarretxe, que lo intentó y no lo consiguió. Tiene todo mi respeto. El PNV ha elegido esta vía, qué le vamos a hacer; espero que le vaya muy bien al pueblo vasco. La ruptura democrática es la única vía posible, el resto es procesismo.
Los Estopa reivindicaron una Catalunya «plural, mestiza y cosmopolita» al recibir la Creu de Sant Jordi. ¿Lo comparte?
—Perfectamente. Nuestra vía es la del cosmopolitismo, añadiendo que esté enraizado al país. Para ser universal tienes que ser de algún lugar, como Joan Miró, Antoni Gaudí o Josep Pla.
Le acusaron de ser identitario.
—De un estado que busca destrozarte la vida, lo mínimo que puedes esperar es que use sus cloacas mediáticas. Cogen una cosa de aquí y de allá, hacen un cóctel, y dicen que soy racista, supremacista e identitario. Esperaba bastante esta reacción.