Decía el célebre escritor francés y aviador Antoine de Saint-Exupéry que «al Sahara hay que conocerlo para amarlo, porque amándolo no se le abandonará jamás». Porque para palpar las heridas, antes hay que verlas. Y verlas implica ir. Una delegación de Balears formada por 22 personas se encuentra desde la madrugada del miércoles de viaje en los campamentos de refugiados de Tindouf, al sureste de Argelia. Su estancia durará hasta el domingo, 16 de octubre, y coincide con la decimosexta edición del Festival Internacional de Cine Sahraui.
La última vez que la Associació d'Amics del Poble Sahrauí de Balears organizó un viaje así fue en 2019. Uno de los inconvenientes fue la pandemia. El grupo está conformado por representantes de las instituciones baleares, como los miembros del Intergrupo Parlamentario Pau i Llibertat per al Sàhara, y otras personas interesadas en conocer la organización en los campamentos. Un equipo de Ultima Hora acompaña a la delegación para radiografiar la realidad de los saharauis, los más silenciados por la comunidad internacional.
Hay una cuestión importante antes de visitar los campos de refugiados en Tindouf: el tiempo. Se hacen largas las esperas en los aeropuertos de conexión. Un vuelo chárter gestionado por el Festival Internacional de Cine despegó el miércoles de madrugada desde el aeropuerto Madrid-Barajas. Son más de tres horas de vuelo para recorrer poco más de 2.000 km. de distancia.
Campamentos
El municipio de Auserd, a pocos kilómetros de Rabuni, capital administrativa de los campos de refugiados, es la wilaya (provincia) que nos acogerá estos seis días de estancia. Ya lo advierte cada año la presidenta de la Associació d'Acmis del Poble Sahrauí, Catalina Rosselló: «Esto no es un viaje de placer». El pueblo saharaui está inmerso en una lucha ahogada por las fuertes corrientes marroquíes desde hace casi medio siglo. Es por ello que estas visitas rutinarias son clave para conocer, de primera mano, el funcionamiento de los proyectos, el estado de los campamentos y trazar más lazos con las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
El programa que sugiere la Associació d'Amis del Poble Saharuí incluye visitas a los proyectos de salud y cooperación en el terreno en los que colaboran desde hace más 30 años, y que financian la Direcció General de Cooperació del Govern y el Fons Mallorquí de Solidaritat, Menorquí y de las Pitiüses. Algunos de los programas sanitarios se desarrollan en los hospitales. También están previstas visitas a colegios y dispensarios (que son como centros de salud) y actos institucionales con representantes de la República Árabe Saharui Democrática (RASD). Todo el programa puede estar sujeto a cambios
El avión de Air Algérie aterrizó bien entrada la madrugada de este miércoles, pero los exhaustivos controles no dieron tregua para el descanso. Nos desplazaron en coches hasta las distintas jaimas y casas de adobe en Auserd, donde las familias ya esperaban, ansiosas, nuestra llegada. Los campamentos se estructuran en cinco provincias (wilayas), y estas a su vez en daira (municipios). En cada daira, hay barrios. Allí las condiciones climatológicas restan libertad, con temperaturas altas durante el día y mínimas por la noche.
Este miércoles el pueblo celebró durante el Día de la Unidad Nacional Saharaui. Una jornada muy importante para toda la población y que contó con la presencia, y posterior alocución, de Brahim Gali, presidente del Frente Polisario y la RASD. La vida en los campamento es muy dura. Todo el agua se suministra por diferentes vías, la mayoría por camiones cisterna que llenan los distintos depósitos. Algunas familias cuentan que pueden estar dos o tres meses al año sin recibir agua. La comida, por otra parte, llega desde Argelia. Desde que los saharauis huyeron en 1975, y con la separación por un muro «de la vergüenza» (construido entre 1980 y 1987), la población sigue adelante con la intención de conseguir su identidad.