La pesca recreativa tiene una incidencia moderada-baja en las reservas marinas de Balears, pero la submarina presenta un nivel alto en su capacidad de daño. Así lo ha explicado este jueves por la mañana Antoni Grau, jefe del Servei de Recursos Marins de la Conselleria d'Agricultura, Pesca i Alimentació en el I Congrés sobre Àrees Marines Protegides de la Mediterrània Occidental, que se celebra en Palma.
Grau ha recordado que Baleares cuenta con diez reservas marinas que suman 664 kilómetros cuadrados. Con diferentes niveles de protección, el objetivo de las reservas marinas es potenciar las poblaciones de especies pesqueras comerciales y el buen estado de conservación ambiental de estos espacios protegidos. Están permitidas la pesca artesanal y recreativa de superficie, pero están prohibidas las de arrastre, cerco y submarina.
Antoni Grau ha destacado que las reservas marinas, para su buen funcionamiento, necesitan una vigilancia específica («sin vigilancia no hay reservas»), un seguimiento biológico y pesquero, y una comisión que reúna a las partes implicadas.
Asimismo, ha subrayado que la pesca artesanal, pese a su escasa presencia en el PIB, se mostró como una actividad esencial durante la pandemia y es la única fuente de pescado fresco (kilómetro 0) saludable y sostenible, además de estar directamente relacionada con el patrimonio cultural y la gastronomía.
Grau ha señalado que en las reservas marinas «se obtienen peces más grandes que aportan mayores beneficios, pero falta una marca específica que indique la procedencia de estas reservas marinas».
Con unos cien mil aficionados a la pesca recreativa en Baleares, Grau ha comentado que sus capturas, salvo el calamar, no compiten con la pesca artesanal y su capacidad de daño es moderada-baja. Por contra, la pesca submarina, que estuvo autorizada, sí compite por especies comerciales, con un nivel alto de incidencia. Por ello, en general, está prohibida en las reservas marinas.
Pese a todo ello, la pesca artesanal de Balears se ha reducido a la mitad en los últimos 20 años. Sin embargo, en algunas zonas próximas a las reservas, la actividad pesquera artesanal no sólo se mantiene, sino que ha revertido su situación. En cuanto al buceo recreativo, en las reservas marinas de las Islas se registraron un total de 69.000 inmersiones en 2021.