La guerra en Ucrania ha evidenciado que los tiempos actuales, a nivel militar, están cambiando muy rápido. A velocidad casi vertiginosa. Y que con unos pequeños drones se puede infligir un daño devastador a una infraestructura estratégica. Para proteger los cielos, y sobre todo el aeropuerto palmesano, uno de los que registra más movimientos de toda Europa, la Guardia Civil cuenta ya con dos futuristas fusiles de ondas capaces de abatir los artilugios zumbadores, aunque ataquen en enjambres.
Se trata de un rifle que, en realidad es un sistema digital que inhibe la señal de los drones que son identificados como amenazas potenciales. Proceden de la empresa española Aeronáutica SDLE y su gran virtud consiste en que están diseñados para interrumpir todas las comunicaciones entre el dron y la emisora.
Los hay portátiles, fáciles de utilizar y de intervención inmediata; integrables en vehículos y también para emplazamientos fijos. «La gran ventaja es que tiene un alcance de unos mil metros y puede inhibir múltiples drones al mismo tiempo. De momento, en la base de la unidad Pegaso tenemos dos de estos fusiles, que como son fácilmente transportables nos pueden dar cobertura en cualquier lugar de Balears», explica la agente Inmaculada Abad, la jefa del grupo. La unidad tiene la base en el aeropuerto palmesano y pertenece a la Sección Fiscal y de Fronteras de las Guardia Civil.
De un tiempo a esta parte, se han puesto muy de moda los pequeños aparatos voladores, que son fácilmente adquiribles en tiendas online o físicas. Lo que algunos compradores desconocen es que hay que tener licencias y seguro para poder hacer volar los drones y que hay zonas completamente vetadas, como por ejemplo los aeropuertos. «Las multas por estas infracciones van desde los 90 euros, cuando se trata de vuelos recreativos, a los 4.500 euros cuando son profesionales», apunta la responsable benemérita. La prueba de que se trata de una afición que va en aumento está en el número de denuncias interpuestas. En 2021 se cursaron 56 y el año pasado la cifra casi se duplica: 94. Muchos de los aparatos detectados carecen de documentación o la tienen incompleta, lo que es perseguido duramente por la Administración.
Además, desde que estalló la guerra en Ucrania a nivel europeo hay cierta psicosis de que drones rusos podrían estar sobrevolando instalaciones estratégicos europeas, para recabar información. En Mallorca, en este sentido, no se ha detectado ningún movimiento sospechoso relacionados con el espionaje o los servicios de inteligencia de un país extranjero.
El fusil de ondas tiene aspecto de arma futurista y está dotado de un visor óptico militar, pero no funciona como un rifle tradicional. De hecho, no tiene un cargador incorporado, sino que puede efectuar la cantidad de disparos que el operador considere necesario: «Cuanto mejor son las condiciones meteorológicas, mejor funciona. Pero esto no quiere decir que quede inoperativo si hace mal tiempo. El disparo va en ángulo, lo que significa que a mayor distancia de ángulo mayor proyección. Disparamos en dirección al dron que se ha detectado en el monitor o visualmente. La batería que lleva se puede recargar, así que la cantidad de disparos que puede realizar es ilimitada», destaca Inmaculada Abad.
Los tres pilotos con los que cuenta el equipo Pegaso han realizado una serie de cursos especializados y cuentan con una estricta formación para poder enfrentarse a las amenazas que llegan del cielo. El Ejército de Tierra español también ha adquirido 25 de estas unidades antidrones que la Guardia Civil ha elegido para dar una cobertura total al aeropuerto de Son Sant Joan. Un arma futurista para una amenaza muy actual.