La falta de medicamentos, como en el caso de los fármacos pediátricos para tratar afecciones respiratorias o los antibióticos, ha sido recurrente en los últimos tiempos. Se trata de un problema que no solo afecta a los ciudadanos de las Islas; se extiende también al conjunto del Estado español. Cuando un compuesto agotado llega a las farmacias, otro se esfuma y tarda en reaparecer, algo que dificulta la labor de los profesionales sanitarios. Tras este problema se ocultan un conjunto de razones globales que cimentan una situación que se percibe a escala local en las oficinas de farmacia.
En las últimas fechas se ha conocido que el Gobierno francés aumentará los precios de algunos medicamentos genéricos considerados como estratégicos. De este modo, las autoridades galas pretenden hacer frente a los problemas de escasez de los últimos meses. ¿Cómo? Mediante el compromiso del sector industrial y farmacéutico. Más dinero a cambio de garantías de un aprovisionamiento continuo del mercado francés.
Fuentes especializadas y familiarizadas con este negocio reconocen, por si fuera poco, que España se sitúa a la cola de Europa en estas transacciones nacionales con las grandes farmacéuticas, algo que repercute de forma negativa en las vidas de los pacientes de nuestro país cuando se les prescribe un producto que en verdad está fuera de su alcance.
A los rigores de la oferta y la demanda del mercado farmacéutico, los expertos añaden una razón más de ámbito internacional que se percibe en la puntual falta de medicamentos en nuestras Islas. Al parecer están escaseando algunos componentes que se fabrican en Asia, y que se utilizan en la producción de algunos de los fármacos más demandados, algo que complica a los laboratorios a la hora de satisfacer las demandas y tener a punto los pedidos. En este contexto, los datos avalan la carencia intermitente de medicamentos en las farmacias españolas, donde en 2022 se identificaron problemas de suministro de 403 compuestos, lo que equivale a un incremento de 150 % más que un año antes.
Según informa el Centro de Información sobre el Suministro de Medicamentos (CISMED), la falta de medicamentos en Baleares y el resto de España se explicita sobre todo en aquellos destinados a tratar dolencias del sistema nervioso y cardiovascular, y de forma «muy significativa» en el caso de la amoxicilina pediátrica y algunos antidiabéticos.
En este sentido, casi 10.000 de las 22.000 farmacias españolas confirman un incremento exponencial de las incidencias o alertas de suministro -que no desabastecimiento- en el último año, aunque el problema se arrastra desde hace tiempo. No obstante, los médicos y expertos lanzan un mensaje de calma, ya que en nueve de cada diez veces el farmacéutico puede ofrecer una alternativa idéntica al tratamiento propuesto en primer término.