En enero del año pasado el Hotel Perú, en la plaza del Banc de s'Oli de Palma, se prendió fuego a causa de unos okupas que vivían en el inmueble desde hacía un mes. Su propietario, el ciutadellenc Sergi Vilafranca, venía denunciando la presencia de personas que se colaron en el establecimiento y terminaron de destrozar el inmueble. Ahora está en plena tarea de limpieza y arreglo del edificio pese a que aún no tiene ni idea de qué podrá llevar a cabo entre esas paredes.
Y estos días se ha encontrado un curioso tesoro: el Hostal Perú contaba con un misterioso habitante, Juan Vinyals i Costa, que fue dejando rastros por las habitaciones del establecimiento. Su huella ha sobrevivido a los destrozos y a los años. «En una de las habitaciones, al fondo de un montón de colchones, he encontrado unas maletas donde hay fotos de Juan Vinyals i Costa. Parece que se dedicaba a la bisutería al por mayor».
Vilafranca lleva nueve años embarcado en el intento de rehabilitación de este edificio ubicado junto a la Plaça Major. Afirmó que «ahora mismo no sé qué puedo hacer en este edificio. Tenía licencia de hotel pero en los años ochenta el Ajuntament de Palma decretó su expropiación y el cambio de uso turístico». Al final no se expropió pero se modificó a uso residencial privado. «Estamos esperando al Plan General para saber si puede ser unifamiliar, plurifamiliar o de uso turístico con ciertos condicionantes», señaló.
Mientras tanto, está sumergido en la limpieza del establecimiento tras el paso de los okupas que han dejado tras de sí colchones sucios, montañas de basura y jeringuillas por docenas. El edificio fue precintado y apuntalado y está llevando a cabo arreglos para eliminar los riesgos de una chimenea medio derruida. Vilafranca, un nostálgico que ha ido atesorando postales antiguas del hotel, la vajilla, fotos, muebles y documentación, intenta salvar del contenedor de basura lo máximo posible.
Y es aquí cuando estos días se produce el hallazgo de las fotografías de Juan Vinyals i Costa, así como un buen cúmulo de cartas, obras de teatro mecanografiadas, poesías en catalán, películas en 8 milímetros y correspondencia con la Sociedad General de Autores para registrar sus escritos. «Es un misterio. No fue el propietario del Hotel Perú, ya que lo fueron Joan Sansó y Arnaldo Matas», contó el actual dueño del edificio. Ahora está llevando a cabo una investigación para desvelar la incógnita de este inquilino que se dedicaba a la bisutería pero también a la literatura y el cine.
«Mi idea es recuperar el espíritu del Hotel Perú y mantenerlo lo más parecido al original», dijo Vilafranca, que aún conserva la vajilla con la que se servían comidas y cenas en los festines del Hotel Perú. Vilafranca advirtió que el primer rastro del hotel se remonta a la década de los años veinte del siglo pasado. Allí, en esa misma plaza, se congregaban los productores de aceite de toda la Isla, dando nombre a este céntrico enclave. Y en el hotel se alojaban los payeses que venían de la Part Forana a vender su producción en Palma. El Hotel Perú se vendía a los turistas y visitantes como un establecimiento con lujos como agua caliente y fría. Su futuro sigue siendo una incógnita, al igual que la identidad de Juan Vinyals i Costa.