La economía de Baleares creció un 2,8 % de julio a septiembre de 2023, situando los niveles de actividad cerca de sus máximos históricos. Así se desprende del informe de Evolución Económica publicado este jueves por la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB), que refleja este crecimiento de la economía insular en el tercer trimestre «pese la complejidad que sigue caracterizando el contexto internacional».
Esta tasa, que recorta 1,1 puntos porcentuales el crecimiento del trimestre anterior (3,9 %), permite gracias al empuje estival dar prácticamente por cerrado el «agujero» que provocó la pandemia y situar los niveles de actividad de las Islas cerca de máximos históricos.
El archipiélago, en esta línea, sigue en fase de desaceleración, que se prolongará los próximos trimestres. «Nuestra capacidad y fortaleza turística hace que, por fin, este 2023 cerremos la brecha que dejó la pandemia», ha señalado la presidenta de CAEB, Carmen Planas. La Confederación ha resaltado, además, que la economía balear ha continuado mostrando un mayor dinamismo respecto a su entorno, fruto del mayor peso de los servicios vinculados al turismo y la hostelería en la estructura productiva regional, especialmente durante los meses de verano.
No en vano, la senda de crecimiento ha continuado deteriorándose tanto en el conjunto de la economía española (1,8 % frente al 2 % del segundo trimestre) como, especialmente, en la Unión Europea (0 % frente a 0,5 %). Territorialmente, todas las Islas han desacelerado de julio a septiembre, si bien Ibiza y Formentera volvieron a registrar un balance más favorable al impulsar su economía (3 % frente a un 4,3 % el segundo trimestre), por encima de Mallorca (2,7 % frente a 3,9 %) y Menorca (2,4 % frente a 3,2 %).
Con todo, Menorca se ha convertido en la primera isla balear en cerrar por completo el diferencial negativo respecto de los niveles de actividad prepandemia, un hito que los meses de verano aún no lograron ni la economía mallorquina (-0,3 %) ni la pitiusa (-1,1 %). Desde el punto de vista de la oferta, la economía balear ha moderado durante el tercer trimestre la senda de crecimiento en todos los sectores de actividad. El sector servicios se ha consolidado como el principal motor del crecimiento registrando un avance del 3,1 % (frente al 4,2 % en el segundo trimestre), después de capitalizar un verano de récord en el ámbito turístico.
Paralelamente, la industria se ha mantenido como el ámbito de actividad más débil, al rebajar su crecimiento hasta el 0,5 %, frente al 1 % del trimestre anterior, afectada por el endurecimiento de las condiciones de acceso a la financiación y la moderación de la demanda, especialmente en su vertiente externa. Al mismo tiempo, la construcción ha evidenciado de forma más acusada la moderación de la actividad, al recortar el crecimiento hasta el 1,2 %.
El ritmo de creación de empleo se ha reducido también entre julio y septiembre (4,3 % frente a un 5,3 %), aunque por encima del nivel nacional (2,9 % frente a un 2,7 %). De hecho, la mayor fortaleza del empleo ha llevado a las Islas a cerrar el mes de julio con el mayor número de trabajadores en activo de toda su historia -cifrado en 632.152 trabajadores- un nuevo récord que, según CAEB, supone ampliar en más de 167.000 efectivos en relación a diez años atrás.
Todo ello ha rebajado la incidencia del desempleo hasta el 4,5 % de la población activa, tasa que no solo rebaja la media española (11,5) sino que se sitúa como la más reducida de toda la serie histórica.
Desde la óptica de la demanda, durante el tercer trimestre el consumo privado se ha mantenido como la facción más dinámica de la demanda interna (2,2 % frente a un 2,6 %), gracias al desempeño de la actividad turística en un contexto en el que la capacidad de gasto familiar ha seguido bajo la presión de la inflación. Al mismo tiempo, el continuo endurecimiento de las condiciones de acceso a la financiación y la persistente incertidumbre han continuado lastrando la demanda de inversión (1,3% frente a un 1,8 %).
Nueva etapa, sigue la desaceleración
«Una vez normalizados los niveles de actividad prepandemia y desvanecido el efecto base, Baleares afronta la recta final del año abriendo una nueva etapa en la que, necesariamente, deberá renovar los factores que hasta la fecha han impulsado el crecimiento regional para garantizar una senda más equilibrada y sostenible a corto y medio plazo», han indicado los empresarios.
En esta línea, han considerado que en un contexto global plagado de riesgos a la baja, dominado por la persistente inflación y el continuo encarecimiento del acceso a la financiación, todo apunta a que la economía balear seguirá desacelerándose durante los próximos trimestres. De esta forma, el encarecimiento de los precios continuará marcando del devenir de la economía con una inflación por encima del objetivo del BCE (2 %) en el corto y el medio plazo y seguirá mermando, de esta forma, el poder adquisitivo de los consumidores.
No en vano, el IPC ha seguido al alza durante octubre (3,8 %) y noviembre (3,6 %) no solo en el archipiélago, sino también a escala nacional (3,5 % y 3,2 %, respectivamente) y europea (3,6 % y 3,1 %, respectivamente). Ante este panorama, tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal mantienen sin cambios los tipos de interés tras sus reuniones de octubre y diciembre.
«El retraso con que las subidas de tipos se acaban transmitiendo a la economía real, continuará restringiendo las condiciones de acceso a la financiación y frenando la demanda en las economías en los próximos trimestres», han advertido desde CAEB. Así, según han añadido, las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional a finales de octubre confirman una tendencia a la moderación de la economía mundial durante el presente ejercicio (3 % frente al 3,5 % de 2022) y el siguiente (2,9 %), particularmente acusada para el conjunto de la zona del euro (0,7 % y 1,2 %, respectivamente).