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Disfunción eréctil: estos son los fármacos para combatirla

El primero fue la Viagra, pero han salido otros con otras propiedades, como mayor duración de los efectos

La Viagra es el fármaco más habitual para combatir la disfunción eréctil. | R.L.

| Palma |

La disfunción eréctil es una patología que afecta a los hombres, especialmente a los de más edad, pero también puede hacerlo a los jóvenes. José Manuel Valverde, médico de familia y sexólogo de Palma, explica que se está rompiendo el tabú que había en torno a esta patología y cada vez son más los afectados que deciden recurrir a un especialista para solucionarlo.

Valverde expone que «desde la aparición de Viagra (Sildenafilo) en 1998 han surgido otros tres
fármacos para tratar la disfunción eréctil. Cada uno de ellos tiene unas características distintivas que permiten personalizar su uso. En concreto, se trata del Tadalafilo, (Cialis), Vardenafilo (Levitra) y Avanafilo (Spedra). «La principal diferencia entre los cuatro miembros de la familia de los
inhibidores de la fosfodiesterasa 5 es su vida media, es decir, el tiempo que tarda en eliminarse del torrente sanguíneo la mitad de una dosis determinada», informa.

El mencionado sexólogo detalla que la Viagra alcanza su máxima eficacia cuando se toma con el
estómago vacío una hora antes de mantener relaciones sexuales y su vida media es de unas 4 ó 5 horas. Por su parte, el Tadalafilo se puede ingerir con o sin comida y es eficaz durante un
tiempo máximo de 36 horas; se puede consumir una pequeña dosis diaria, o bien una mayor, según sea necesario. «Ha sido denominada la 'pastilla del fin de semana' porque se puede tomar el viernes o el sábado para mantener relaciones sexuales sin necesidad de planificarlas durante un periodo de hasta 36 horas».

El Vardenafilo tiene una vida media de entre 4 y 5 horas y es más eficaz cuando se toma una hora antes de mantener relaciones sexuales. Se puede administrar con comida, pero los alimentos ricos en grasa pueden reducir su absorción. El Avanafilo puede tomarse solo 30 minutos antes de la relación sexual, dependiendo de la dosis. Tiene una duración máxima en el organismo de 6 horas.

Los peligros de estos fármacos

Valverde advierte que, como ocurre con todos los medicamentos, hay una serie de efectos «peligrosos asociados» a ellos. En el caso de los medicamentos con nitratos, «la única contraindicación absoluta es la administración concomitante con nitratos, que se utilizan para tratar o prevenir la cardiopatía isquémica. Algunos ejemplos de nitratos son la nitroglicerina, el mononitrato de isosorbida y el dinitrato de isosorbida».

También hay que tener precaución con los bloqueadores alfa, que suelen recetarse para el HBP (afección benigna, no cancerosa) de próstata. Así como con la dutasterida y la finasterida y con los medicamentos que bloquean una enzima llamada CYP3A4; estos incluyen tratamientos para los hongos como el itraconazol, el ketoconazol y un antiviral como el ritonavir.

El mencionado especialista expone que «también es posible que los medicamentos orales para la disfunción eréctil no funcionen bien o sean peligrosos para las personas que tienen hipotensión (presión arterial muy baja) o hipertensión (presión arterial alta no controlada), enfermedad hepática grave, enfermedad renal que debe tratarse con diálisis, problemas recientes en el corazón o los vasos sanguíneos (incluyendo ataque cardíaco, accidente cerebrovascular o un trastorno grave del ritmo cardíaco en los últimos seis meses) o una enfermedad ocular hereditaria que afecta la retina.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios comunes son el enrojecimiento de la piel, dolor de cabeza, malestar estomacal, cambios visuales (tinte azul en la vista, sensibilidad a la luz o visión borrosa), congestión nasal o goteo de la nariz, dolor de espalda o sensación de mareo. Valverde concluye que «hay que tratar de controlar los factores de riesgo que tienen estos pacientes y que muchas veces están detrás la disfunción eréctil: sedentarismo, obesidad, falta de ejercicio físico, consumo de tabaco…». Además, precisa que «es fundamental analizar si existe o no un componente psicológico y, en caso afirmativo, tratarlo adecuadamente».

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