Postrada desde hace tres años en una cama, acompañada de su gato, Antònia Jover, de 73 años, ve sus días pasar. Atrapada en un cuerpo que no desea, depende completamente de un respirador: «Apenas me puedo mover», decía esta mujer, que sufre obesidad mórbida, un día antes de ser desahuciada junto a su familia del piso donde vivían desde hacía casi ocho años en s'Arenal por impago en el alquiler.
Bombers de Palma sacaron por la mañana a Antònia con una grúa debido a su situación física. Para ello, llevaron a cabo un «importante» despliegue en el que colaboraron el 061, Policía Nacional, la Judicial, Policía Local y los Servicios Sociales del Ajuntament de Palma. La orden estaba prevista a las 9.30 horas. La operación, que en un caso normal suele terminar en 20 minutos, duró dos horas.
La carrera por desalojar a la familia comenzó tras el fallecimiento del propietario del piso, en octubre de 2020. Los herederos informaron a Antònia, su hijo Miguel (47 años) y la pareja de la mujer, Julián (80 años), de que el contrato de alquiler ya había caducado y debían abandonar el inmueble. «No eran buenos pagadores, ya me lo decía mi padre. Desde el día en que les denuncié, en septiembre de 2021, han acumulado una deuda de 10.000 euros. Mi madre sigue pagando la comunidad del edificio porque ellos tampoco lo hacían», explicó a este periódico Xisco, propietario del inmueble. El alquiler era de unos 600 euros.
Xisco, quien heredó el piso tras fallecer su padre, reconoció que esta situación de impago ha causado «mucha ansiedad a toda mi familia». Antes de que se ejecutase este desahucio hubo otros tres intentos que se suspendieron. Además, pudo comprobar que en ningún momento la familia aceptó las alternativas que ofrecieron de los Servicios Sociales del Ajuntament: un albergue y una residencia. El propietario acudió ayer al desalojo. Desde lejos, y retirado de la escena, observó la maniobra de los bomberos y el estado físico de Antònia, que desconocía.
Una vez los bomberos sacaron a la mujer, fue ingresada en el Hospital Son Llàtzer para que la revisaran los médicos. Según apuntó el jefe de esta intervención, y jefe de Bombers de Palma, Eder García, «estaba nerviosa y necesitó calmantes. En este tipo de movilización puede haber riesgo de infarto».
El resto de la familia desalojada, la pareja de Antònia -Julián- y su hijo Miguel, fueron trasladados a un hostal del Secar de la Real. Antònia Jover ha tenido una vida de lujo. Fue empresaria y su familia era propietaria de una empresa de cristalería. Además, presidió el antiguo Club Deportivo Playas Arenal entre 1984 y el 2000. El Govern dio de baja del registro esta entidad deportiva en 2015 por inactividad. Desde 1996 está enferma. Arrastra seis operaciones y sufre una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Asegura que «nunca había estado en una situación como la de ahora».
Impago voluntario
Las malas decisiones de la gestión del dinero llevaron a esta mujer a la vulnerabilidad. Según la versión de Antònia Jover, recogida por Ultima Hora un día antes del desahucio, decidió dejar de pagar tras informarse en la Oficina Antidesahucios de Palma de que, tarde o temprano, les echarían. «Decidimos no pagar para poder ahorrar algo», añadió su hijo Miguel.
Entre las pensiones de Antònia y su pareja llegan a casi los 2.000 euros mensuales, pero al parecer no es suficiente para conseguir piso: «Nos piden que ingresemos al mes entre 3.000 y 3.500 euros», lamentó Miguel. Su versión del impago no coincide con la de la propiedad. Ellos enseñaron una factura del pago del alquiler con fecha de 2022.