Desde niños hemos oído que las cucarachas son el único animal capaz de sobrevivir a una catástrofe nuclear por su alta capacidad de resistencia. El ‘mito' poco a poco se acerca más a la realidad. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Animal (Anecpla) advierte de que este insecto ha sufrido «mutaciones genéticas aleatorias» que provocan que en lo que llevamos de año las incidencias de plagas de cucarachas hayan aumentado un 33 % en nuestro país. En Baleares los avisos por plagas de cucarachas crecen por encima del resto de España, un 37 % en el primer trimestre del año si lo comparamos con el mismo periodo del año anterior. Este y otros datos forman parte del informe trimestral que realiza Anticimex, una empresa exterminadora con presencia en todo el territorio nacional. Carlos Pradera es uno de sus científicos especialistas
«En el año 2016 estudios científicos demostraron que la cucaracha germánica (la que habita en nuestras viviendas) había desarrollado resistencia a 42 materias o compuestos insecticidas. Eso ocurre porque tenemos un bicho muy adaptativo», explica el experto.
La cucaracha americana (también se la conoce como rubia) se esconde en los lugares más calientes de la vivienda (generalmente detrás de electrodomésticos con motor como las neveras o lavadoras) y una sola hembra puede poner hasta 500 huevos. Incluso son capaces de transportar la puesta si esta corre riesgo. En unos veinte días las cucarachas maduran sexualmente y a partir de ahí pueden tener una generación cada veinte días. Generación tras generación van desarrollando nuevas resistencias biológicas pero también comportamentales. Cada vez es más difícil acabar con ellas.
«Hasta el año 90 la mayoría de empresas exterminadoras de España hacían pulverización de insecticida, pero a partir de un tiempo genera resistencia. En el año 2000 se cambió la estrategia y desde entonces se usan mayoritariamente cebos insecticidas. Lo que hemos visto es que algunas de estas cucarachas han creado una resistencia conductual y detectan los componentes alimentarios de esos cebos.. O no lo los comen o los prueban y ya no vuelven a comer. Estamos jugando con esos componentes para reformular los cebos», relata Carlos Pradera.
Hay dos factores determinantes que explican por qué cada vez hay más plagas de cucarachas en las Islas. De una parte está el progresivo aumento de las temperaturas (debido al cambio climático) que incrementa la capacidad reproductora de las cucarachas. De otra parte está el abuso y mal uso de los insecticidas que está generando resistencias en cada nueva generación. «Igual que ocurre con los antibióticos y las superbacterias, con los insectos (no solo con las cucarachas) se está generando cada vez una mayor resistencia», advierte Miguel Ángel Aranda, catedrático de Zoología e investigador del Instituto de Estudios Agroambientales de la Universitat de les Illes Balears (UIB).
Según el experto en un periodo relativamente corto de tiempo los insecticidas pueden pasar de tener una eficacia de un 90 % a apenas un 10 % . Las cucarachas que habitan en nuestras casas (la ‘rubia' es la más común) sobreviven ahora a las bajas temperaturas del invierno y cada vez se adelanta más la llegada de las altas temperaturas que favorecen su reproducción. Antes la punta de cucarachas arrancaba en primavera y se acentuaba en verano, ahora ya se realizan tratamientos contra las plagas en el alcantarillado o en las vías públicas en el mes de marzo.
Además de la cucaracha germánica habitan en Baleares otras dos especies. La americana (también rubia pero de mayor tamaño) es la que habita en las alcantarillas. Esta cucaracha americana genera menos resistencia a los insecticidas que la rubia germánica. Los ayuntamientos de Baleares realizan un riguroso calendario de tratamiento para evitar que haya plagas que supongan un riesgo para la seguridad en humanos. Existe un tercer tipo de cucaracha, de color negro, la llamada cucaracha oriental. Esta cucaracha es minoritaria en las Islas y está siendo desplazada por la rubia americana.
«Las empresas de control de plagas urbanas nos hacemos cargo de todas las plagas que pueden ser vectores de transmisión de enfermedades a personas (mosquito, cucarachas, ratas y ratones…). Las cucarachas de manera mecánica pueden transmitir enfermedades. Salen del alcantarillado donde se alimentan de excrementos y pueden llegar a una vivienda y donde defecan transmitir salmonela u otros patógenos contaminando superficies o por contacto con alimentos. Así hay enfermedades que pueden pasar a las personas», dice Carlos Pradera.
El experto explica además que «las cucarachas generan muchos alérgenos, existen estudios de alergia muy documentados y sabemos que pueden llegar a generar un cierto asma». No obstante, a pesar de su mala fama, las cucarachas «juegan un papel importante en el medio ambiente porque se han adaptado al alcantarillado y, aunque no nos gusten, tienen una gran capacidad recicladora», de ahí que el objetivo sea mantenerlas a raya pero no acabar con todas ellas.