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DETECCIÓN

Virus de la bofetada: estos son los síntomas

Se trata de una enfermedad viral que afecta principalmente a niños pequeños y que vuelve a generar alerta en Europa

Una pediatra atiende a un niño para comprobar su estado de salud en general y ver cómo responde. | ZSOLT NYULASZI - PHOTOGRAPHER -

| Palma | |

El llamado virus de la bofetada o eritema infeccioso, causado por el Parvovirus B19, es una enfermedad viral que afecta principalmente a los niños menores de 10 años. Su nombre proviene de la erupción característica que aparece en las mejillas, simulando una bofetada. En el último año, Baleares ha registrado un centenar de casos, con una alerta reciente emitida por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) debido al aumento de casos en 14 países de la Unión Europea.

Síntomas y características

El eritema infeccioso es generalmente una enfermedad benigna. Sus síntomas principales incluyen una erupción cutánea que comienza en las mejillas y puede extenderse al tronco, brazos y piernas. Esta erupción aparece de forma abrupta, sin fiebre o malestar significativo en la mayoría de los casos. Sin embargo, en los adultos, la infección puede ir acompañada de dolores articulares, algo que es raro en los niños.

La enfermedad es estacional y sus brotes suelen coincidir con otros virus como el sarampión o la rubéola, lo que puede dificultar el diagnóstico debido a la similitud de síntomas entre estas patologías. A pesar de ello, los médicos destacan que el virus de la bofetada es menos severo que las otras enfermedades virales mencionadas.

Transmisión y prevención

El virus se transmite principalmente a través de gotas de saliva que se expulsan al toser o hablar. También es posible el contagio mediante el contacto con superficies contaminadas o a través de las manos. Lo peligroso de este virus es su largo periodo de incubación, que puede variar entre cuatro y veinte días, lo que dificulta la detección temprana y la prevención del contagio.

Durante este periodo de incubación, el individuo infectado no muestra síntomas visibles, lo que hace imposible su diagnóstico hasta que la enfermedad se manifiesta. No obstante, una vez que comienza la erupción cutánea, el virus deja de ser contagioso en la mayoría de los casos. Por ello, los niños infectados pueden seguir asistiendo al colegio, a menos que un pediatra indique lo contrario.

A día de hoy, no existen medidas específicas de prevención como una vacuna. Debido a la falta de inmunización, el enfoque se centra en la detección temprana y el manejo de los síntomas. Los brotes suelen aparecer en escuelas, por lo que los docentes suelen ser quienes emiten las primeras alertas. La enfermedad no había mostrado una incidencia tan alta desde antes de 2005, según los expertos.

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