Cada vez más padres acuden a Projecte Home para criar mejor a sus hijos

En 2022, Projecte Home Balears puso en marcha la Escuela de Apoyo Familiar, una iniciativa para capacitar a los padres y madres y que sean un factor de protección en el desarrollo de sus hijos. Desde que abrió, el número de progenitores que acuden se ha multiplicado por dos, pasando de 77 personas atendidas hace cuatro años a 151 en 2024. Durante las sesiones grupales se resuelven dudas sobre la crianza de los hijos. Los padres que acuden presentan dos perfiles; por un lado, aquellos cuyos hijos no están en tratamiento; y por otro, aquellas personas que sí están en tratamiento y tienen hijos.

«Siempre solemos tener bastante ratio de gente, cuando tenemos un grupo de entre diez y quince personas se abre una ronda de apoyo», explica la subdirectora de Projecte Jove y Prevención de la entidad, María Felix. En total se realizan siete sesiones semanales, que se imparten de manera circular, en las que se enseñan conocimientos sobre factores de riesgo y protección; estilos educativos; estructura y dinámica familiar; normas, límites y consecuencias; resolución de conflictos; prevención a sustancias y a conductas.

Un equipo de ocho profesionales, formado por psicólogas, pedagogas, trabajadoras y educadoras sociales, son las encargadas de impartir las charlas. También se ofrecen sesiones individuales, si es necesario. Se parte de los contenidos teóricos, para después aplicarlos con la técnica de role playing: «Se escenifican situaciones cotidianas que puedan surgir en casa», apunta Feliz. Un supuesto, se ha pasado la hora de entregar el dispositivo móvil. Durante la recreación el que adopta el role de padre debe demostrar cómo manejaría la situación, teniendo en cuenta lo aprendido.

Otro de los puntos claves de las sesiones son el establecimiento de normas en el hogar y cómo negociar con los hijos la flexibilidad de las mismas a medida que estos crecen. «Algunas normas serán fijas, pero otras se podrán modificar a medida que el niño se haga mayor, como por ejemplo la hora de llegada cuando empiece a salir con los amigos». «Hay familias que tienen muchas dificultades para poner las normas y piden ayuda para saber cuáles tiene que fijar», señala. «Muchas veces son ambiguos y necesitan que les reconozcamos y validemos para saber si van bien en casa. También nos preguntan mucho por el tema de las pantallas y móviles, vienen preocupados por si sus hijos están abusando del uso de dispositivos».

Suelen acudir familias con niños de entre 6 y 15 años; muchas veces son madres pero «hay de todo». En cuanto a la clase social, «no hay un patrón, viene gente de bajo, medio y alto poder adquisitivo». «Al principio no se conocen entre sí y son más retraídos, son familias que están muy preocupadas o tienen miedo a que se descontrole la situación y vienen a la expectativa de qué van a aprender», asegura. Con la dinámica de las semanas se acaban conociendo y «crean un vínculo». «Dejan de sentirse solos, ven que hay más familias con sus mismas situaciones y se sienten identificados».

Al final, «acaban generando mucha empatía y aconsejándose mutuamente». Al terminar las sesiones, se realiza un cuestionario de satisfacción y «solemos tener valoraciones muy altas». Esta iniciativa está orientado a padres que viven situaciones cotidianas durante la crianza de sus hijos; sin embargo en algunas ocasiones «hemos tenido familias con problemas profundos» o cuyos hijos «sí necesitaban tratamiento». Por ello, «el programa puede servir también como embudo para acceder al tratamiento, aunque son una minoría», reconoce Felix.