Cuando presenciamos una escena de acoso callejero en la que una mujer es increpada y asediada por un hombre en la vía pública existen varias maneras de reaccionar y esta reacción está condicionada por el género y la ideología. Así, en un hipotético caso de acoso callejero las mujeres que presencien la escena y no hagan nada, probablemente actúen así por miedo; mientras que los hombres que no intervengan lo harán porque «consideran que no es su problema». Esta es una de las conclusiones que recoge la tesis doctoral de Leila Irea Vázquez, defendida en la Universitat de les Illes Balears (UIB), Acoso callejero a mujeres: factores que influyen en las conductas de ayuda de las personas testigo; un estudio enmarcado en el proyecto europeo Comportamiento de ayuda y violencia contra las mujeres: la implicación de la ciudadanía en España.
Para la elaboración de este trabajo, Vázquez hizo una revisión de la literatura sobre conductas al presenciar cualquier tipo de violencia de género en España: «Encontré que, en general, en el contexto español, hay poca literatura. Viendo los resultados, decidí que había que indagar, ya que, además, el acoso callejero es una de las violencias más comunes de España», explica. Así, estructuró su trabajo en cuatro estudios: una revisión, dos cuantitativos y uno cualitativo. Los dos cuantitativos se desarrollaron a través de viñetas experimentales: «Nos inventábamos dos situaciones, una donde una chica era acosada por la calle y otra donde había un hurto y preguntábamos qué harían los testigos en ese contexto».
Los resultados demostraron que, hipotéticamente, las personas quieren ayudar y daban respuestas positivas. Teniendo en cuenta el género, las mujeres generalmente parece que prefieren realizar intervenciones menos directas, intentando no acercarse al agresor. Por su parte, los hombres parecen preferir confrontar directamente al acosador: «Tienen la creencia de que son protectores de la mujer». En cuanto a la ideología, el resultado más significativo es que los hombres de centro y derecha son los que menos dicen que no intervendrían: «Creemos que pueden considerar la emoción de miedo como algo menos masculino y responden menos de lo que realmente es para no aparentar debilidad», señala Vázquez.
Otro factor importantes es el efecto espectador, «cuando eres testigo de una situación de emergencia con más testigos al rededor, menos probable es que actúes». Así, se produce este efecto en dos supuestos: llamar a la policía y ayudar a la víctima. En cuanto a la violencia, los testigos admiten que llamarían antes a la policía por un hurto que por acoso callejero: «O el acoso no les parece suficientemente grave o consideran que las instituciones no están preparadas para abordar la situación». En cuanto a las variables que hacen que se actúe o no hay dos factores importantes: la responsabilidad de intervenir y lo grave que se considere la situación. De nuevo hay divergencias entre géneros: los hombres necesitan entender que es grave para llamar a la policía o pedir ayuda a otras personas y prefieren actuar solos.
También influye más la deseabilidad social dependiendo del género, ya que los hombres intervendrán más siguiendo los mandatos tradicionales que las mujeres. En cuanto a los reproches a las víctimas, si una mujer reprocha a otra mujer tomará como base el comportamiento de la víctima; mientras que el hombre tomará como referente al agresor. El último apartado del trabajo de Vázquez se basa en la recogida de experiencias reales de testigos que han presenciado acoso callejero. Lo más relevante de esta parte es que «parece que da igual el efecto espectador, los testigos dicen intervenir estén acompañados o solos de igual manera; sin embargo, si están acompañados es más probable que hagan algo».
Y que es lo que ha estodiat aquesta?, que no estic subscrit i no ho posa a sa capçalera, ves a ajudar i que té peguin una guinevatada amb un cop de puny a sa boca en vaig tenir prou i ella encara el defensava