Francisco Álvarez, responsable de Igualdad, Juventud y LGTBI de UGT en Baleares, denuncia con preocupación la realidad de muchos jóvenes en el mercado laboral de las Islas. «La precariedad en el trabajo de los jóvenes es un problema que se debe solucionar», afirma. Además señala la singularidad del mercado balear, marcado por un alto volumen de empleo estacional que desaparece después del verano.
En Baleares, la economía depende en gran medida del turismo, lo que genera una gran cantidad de empleos temporales vinculados a la temporada alta. Según Álvarez, desde UGT se trabaja para facilitar la transición entre el empleo estacional y el trabajo duradero: «Nuestro objetivo es que los jóvenes puedan acceder a empleos estables y con condiciones dignas, garantizando un salario que les permita vivir con dignidad». Este objetivo responde a una realidad clara: muchos de los empleos vinculados a la hostelería y los eventos están mal remunerados y no ofrecen seguridad ni perspectivas a medio plazo.
La precariedad salarial tiene consecuencias directas y profundas en la vida cotidiana de los jóvenes. Francisco Álvarez incide en que los bajos salarios dificultan enormemente cubrir gastos básicos esenciales, como la vivienda y la alimentación: «Los jóvenes no solo enfrentan sueldos precarios, sino que en el contexto actual marcado por el encarecimiento de la cesta de la compra y el difícil acceso a una vivienda digna, los sueldos actuales agravan aún más la precariedad». Esta situación genera una brecha entre las necesidades reales de los jóvenes y las posibilidades que les ofrece el mercado laboral, comprometiendo su autonomía y su desarrollo personal y profesional.
Álvarez también pone el foco en la percepción social que existe sobre los jóvenes trabajadores: «No se les debe menospreciar por ser jóvenes». Reconoce que la experiencia es un valor importante y que debería ser recompensada, pero advierte con claridad: «Si bien es cierto que la experiencia debería ser reconocida con complementos salariales, no podemos normalizar salarios indignos solo por el hecho de no tenerla».
Hay que tener en cuenta que pese a que para muchos jóvenes el trabajo de verano puede ser una experiencia productiva que complementa sus estudios, no todos tienen esa oportunidad. Hay una parte importante de la juventud que no puede permitirse continuar estudiando y se ve obligada a incorporarse al mercado laboral desde edades tempranas. También existe otra gran parte que decide empezar a trabajar de manera voluntaria y consciente. Igualmente, para estos jóvenes, el trabajo no es solo una manera de ganar dinero durante las vacaciones, sino una necesidad vital para sostenerse económicamente y, en muchos casos, para ayudar a sus familias. Álvarez insiste en la necesidad de que estos empleos «sean dignos».
Para combatir esta realidad, UGT en Baleares apuesta por una serie de medidas encaminadas a mejorar las condiciones laborales de los jóvenes, incluyendo campañas de sensibilización, negociaciones con empleadores y propuestas de políticas públicas que fomenten la estabilidad y la igualdad de oportunidades. «Es fundamental promover una cultura laboral que valore el talento joven y garantice derechos laborales plenos desde el primer empleo», concluye Francisco Álvarez Además, destaca la importancia de fortalecer los mecanismos de seguimiento y control para evitar abusos y garantizar el cumplimiento efectivo de los derechos laborales con el objetivo de construir un mercado de trabajo más justo e inclusive.
Lo que no podemos normalizar es gente que vive de subvenciones sin dar palo al agua, parásitos que viven del que si trabaja y se parte el lomo cada día.