La escalada en el precio de los alquileres está provocando que cientos de ciudadanos de Balears se queden sin poder acceder a las ayudas que concede el Govern. Es la gran contradicción del mercado de la vivienda y de la situación de emergencia habitacional: la subida de los alquileres expulsa a los ciudadanos, que se quedan sin opciones para conseguir ayudas para hacer frente al pago de los alquileres.
Las cifras oficiales de la Conselleria d’Habitatge no dejan lugar a dudas: las peticiones ciudadanas para conseguir ayudas se han ido reduciendo con el paso de los años conforme aumenta el precio de los alquileres. De las aproximadamente 9.500 solicitudes que se formalizaron en 2021, el número se ha ido reduciendo hasta las 6.600 del año pasado y la previsión es que este año la cifra caiga aún más. Es una caída del 30 % que no tendría ninguna lógica ni explicación en circunstancias normales.
El problema es que las circunstancias de Balears en materia de vivienda no son normales. La explicación a esa aparente paradoja está en que las subvenciones que otorga el Govern tienen una limitación: solo se pueden dar ayudas a las personas que alquilen viviendas por debajo de 900 euros al mes o que alquilen habitaciones por 450 euros al mes porque se trata de una limitación del Gobierno igual para toda España.
En un mercado tan tensionado como el de Balears, encontrar una vivienda por menos de 900 euros comienza a ser misión imposible. Si no hay oferta a ese precio, los ciudadanos se ven obligados a alquilar pisos a un precio más elevado y eso les deja fuera del rango legal para solicitar subvención. Es decir, los precios de los alquileres suben de tal manera que muchos de ellos ya están muy por encima de los 900 y eso deja sin opciones de recibir una ayuda a las personas que cuentan con menos recursos para hacer frente al alquiler.
Basta con echar un vistazo a los principales portales inmobiliarios que se anuncian en las páginas web. En uno de ellos, ayer mismo estaban en oferta de alquiler 3.592 inmuebles en toda Balears: sólo había 25 por menos de 900 euros destinado a larga estancia y, por lo tanto, no son alquiler de temporada. Es el 0,69 % de la oferta total de vivienda en alquiler: prácticamente la nada.
De ellos, 22 estaban en Mallorca y tres en Menorca. Ni en Eivissa ni en Formentera se encuentran ahora mismo pisos por 900 euros. En el caso de Palma hay seis y el más barato de todos ellos, en la calle Argenteria, vale 800 euros: es un segundo sin ascensor de 45 metros cuadrados.
Solo hay otro por debajo de 900 euros, en este caso en es Pil·larí, y vale 810 euros. Es un bajo exterior sin ascensor de 55 metros cuadrados que se anuncia como vivienda exclusiva para una sola persona, sin mascotas. Y atención a la siguiente condición: «Pedimos contrato de trabajo y dos últimas nóminas. Mínimos ingresos mensuales, 2.000 euros». Para una persona sola.
En el caso de las habitaciones, sucede algo parecido. Los precios disparados han hecho que ya se haya normalizado alquilar una habitación como la única alternativa a tener una vivienda única para un inquilino. Se ha normalizado de tal manera que el Govern ya ofrece ayudas también al alquiler de habitaciones.
En este caso, el límite máximo que debe costar una habitación para recibir ayudas está en 450 euros. En el mismo portal, donde se ofrecen viviendas en alquiler se ofertan también 449 habitaciones en Mallorca. Hasta 450 euros de precio, el límite de las ayudas, solo hay 72 y, de ellas, 43 están en Palma.
Punto de vista
PiolínPiolin, escondete que viene silvestre a por ti.