Ponerse a los mandos de una pequeña embarcación a motor está ya al alcance de cualquiera. Una práctica habitual en los meses de verano, como actividad atractiva en vacaciones que se ha convertido en un negocio al alza en Mallorca y en todo el litoral balear. No es necesario poseer una titulación a tal efecto y, por ello, el volumen de negocio se ha incrementado de forma ostensible, siendo una atractiva oferta de ocio que ha hecho emerger a la par a numerosas empresas ya dedicadas a este segmento de negocio, pero que han visto abrirse una nueva puerta.
Pero esa falta de control, permitiendo que personas sin experiencia ni conocimientos en náuticos puedan patronear esas pequeñas embarcaciones, ha provocado una serie de situaciones que incomodan a quienes tienen más experiencia, que se han tenido que acostumbrar a estos nuevos perfiles de navegantes que, en más de una ocasión, provocan situaciones incómodas.
En lugares con alta densidad de tráfico marítimo como puede ser el litoral del Migjorn y el Ponent de Mallorca, varios usuarios han trasladado su malestar al ser testigos de actuaciones poco responsables por parte de quienes arrendan esas embarcaciones de pequeño calado. Su falta de conocimientos hace que, en ocasiones, no sepan cómo gestionar según qué situaciones cerca del litoral, suponiendo a su vez un peligro para el resto de navegantes y barcos, además de para los bañistas.
Esa inexperiencia hace que tengan que ser auxiliados en algunos momentos por otras embarcaciones o por los responsables del alquiler de las mismas, que están obligados a ello; de la misma manera que llama la atención y denuncian su falta de previsión o el desconocimiento a la hora de lanzar el ancla, pudiendo hacerlo sobre zonas ricas en posidonia, con el posible perjuicio medioambiental que eso supondría. En paralelo, algunas de ellas atracan en espacios próximos a las playas, con la consiguiente molestia para los habituales de diferentes arenales tan conocidos como Es Carbó, donde la situación se descontrola especialmente los fines de semana.
Más allá, se denuncia el estado en el que comparecen algunos de los pasajeros de esas embarcaciones, con visibles síntomas de embriaguez que comprometen la capacidad para dirigirlas, además de la seguridad del entorno, provocando también malestar entre el resto de usuarios del litoral, que se repiten especialmente en zonas masificadas como el Port d'Andratx, Santa Ponça o las proximidades de la Colonia de Sant Jordi.
La normativa de Capitanía Marítima de Palma de Mallorca establece que pueden alquilarse esa embarcaciones a motor sin necesidad de poseer titulación o licencia siempre y cuando exhiban una potencia máxima de 11,26 kilovatios y tengan hasta 5 metros de eslora, a excepción de las motos de agua. «No se permitirá navegar a estas embarcaciones si el viento es superior a F4, las olas superan un metro de altura o la visibilidad es menor a 6 millas, ni alejarse más de una milla mar adentro. Igualmente, únicamente se permitirá la actividad en régimen de navegación diurna», prosigue la norma, que establece una distancia máxima de navegación que no superará las cinco millas desde el lugar de salida de la embarcación, que deberá estar permanentemente localizada por su arrendador.
De la misma forma, se establecer que las personas físicas o jurídicas que arrienden este tipo de embarcaciones dispondrán de otra de asistencia «para intervenir de forma inmediata en la zona de navegación de las embarcaciones arrendadas, pudiendo asistir hasta un máximo de 10 embarcaciones con independencia de la empresa titular de la actividad».
La realidad es que en la mayoria de casos y problemáticas son embarcaciones con título. Sin título solo se puede alquilar i navegar con motores pequeños, máximo 15 cv.