Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la Dra. María Velasco, psicoterapeuta y psiquiatra especialista en la etapa infantojuvenil, y autora de Criar con salud mental, ofrecerá esta tarde a las 18.00 horas una conferencia en el Aljub del Museo Es Baluard. En el encuentro hablará del aumento de los suicidios y las autolesiones en la infancia, y sobre los factores de riesgo y las medidas de protección.
¿Cuáles son hoy los principales desafíos en salud mental que enfrentan los infantes, adolescentes y jóvenes?
—Las consultas en salud mental se han multiplicado en un 200% desde hace cuatro años. El principal desafío es que la sociedad, a los niños y a los adolescentes, se lo está poniendo difícil para crecer con suficiente salud mental. Se sienten muy solos, pese a que estamos en la era de la comunicación. El uso de las pantallas nos está alejando de las personas que tenemos físicamente cerca, estamos más desconectados y metidos en internet. También, crecen con menos fortalezas y con menos capacidades para enfrentar la vida
¿Qué señales de alerta deberían aprender a identificar las familias y los colegios?
—El riesgo lo tenemos que tener todos en la cabeza ante cualquier menor porque el ambiente social en el que se desarrolla la infancia no es bueno ahora mismo. La sociedad es muy individualista, cualquier menor tiene acceso a internet y existen verdaderos venenos para la infancia. No podemos estar tranquilos, a no ser que vivas en un pueblo, que tus hijos no tengan móviles. Las señales importantes aparecen cuando un menor esta triste, callado, cambiado, antes sacaba buenas notas y de repente ya no, no tiene amigos, no sale de la habitación, utiliza demasiado el teléfono. Y sobre todo que no sabe lo que le está pensando.
¿Sigue habiendo un cierto estigma a la hora de hablar de salud mental o esto está cambiando?
—Hay un doble filo. Por un lado, todo el mundo habla de ansiedad y depresión y se está psiquiatrizando el malestar propio de estar vivo. Son palabras que estamos usando mal y es una pena porque cuando las tenemos que usar ya parece que no tienen valor. Además, pensamos que nos pasa algo psiquiátrico cuando lo que nos pasa es que estamos vivos. Por otro lado, hay un enorme estigma ante los trastornos mentales graves, como una esquizofrenia, un trastorno bipolar, estas personas están fuera de la sociedad.
«Todo el mundo habla de ansiedad y depresión y se está psiquiatrizando el malestar propio de estar vivo»
¿Cómo está afectando el uso de la inteligencia artificial?
—Tenemos que tener claro que no es una persona, y lo que siempre nos salva es una persona que nos cuenta su propia historia, que se vuelve un ejemplo y un referente. Alguien que nos dice que lo que nos pasa es normal, que nos da un abrazo o que nos acompaña en el dolor. La máquina lo que hace es encontrar un algoritmo que alimenta lo que le estás diciendo. Por eso ha habido ya un caso de suicidio, porque la máquina aprende a darte lo que quieres. Y la salvación no está en lo que tú quieres, sino en lo que realmente te ayuda.
Igual el aspecto humano no ha evolucionado con la misma rapidez que la tecnológica.
—El aspecto humano se está yendo al garete.
¿Les faltan herramientas a los profesionales de la educación?
— Los profesores están saturados, han perdido autoridad, no están legitimados ni valorados por la sociedad y tienen un papel muy difícil. Cada vez la burocracia se interpone más entre las personas que cuidan y las que necesitan ser cuidadas. Esto lo vemos en los médicos, en los enfermeros o en los colegios.
¿Y en casos de acoso escolar?
—El protocolo de acoso es tan enorme que el profesor acaba rellenando unos papeles porque no le da la vida para más. Tenemos que valorar el trabajo que hace el profesorado en las escuelas. Es fundamental ahora mismo. Es el lugar de encuentro de la infancia y el lugar de aprendizaje. También lo es para padres y madres.
«Lo que siempre nos salva es una persona que nos cuenta su propia historia y que se vuelve un ejemplo y un referente»
Muchos jóvenes sienten vergüenza o miedo de pedir ayuda. ¿Qué estrategias hay que realizar para que confíen?
— Tenemos que crear vínculos con los jóvenes antes, para que cuando necesiten pedir ayuda ya tengan un vínculo. No podemos esperar a que tengan los problemas, tenemos que crear vínculos con ellos desde la infancia. Tienen que saber que hay una tutora o un profesor en quien pueden confiar. Les da vergüenza si no te conocen, pero sí para ellos eres una persona de referencia, es decir, de confianza y un ejemplo a seguir van a acudir a ti seguro. Los niños son mucho más flexibles y mucho más listos que los adultos.
Con motivo de el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, ¿cómo observa este panorama en relación a los jóvenes?
—Lo que tenemos son muchísimos más casos de autolesiones. No suicidas, pero al final son autolesiones. Esto indica un empeoramiento de la salud mental de los menores. Están más solos, los adultos que los cuidan están atendiendo mil cosas. Tienen unas vidas con un estrés crónico en donde les es muy difícil parar y conectar y estar en las cosas pequeñas y en acompañar. Por otro lado, como no estamos, si nos sentimos mal y culpables, les damos de más pantallas. De esta manera, no les ayudamos a construirse con las fortalezas necesarias para sobrevivir a los problemas de la vida.
Si tuviera que señalar una prioridad clave para mejorar la salud mental de la juventud en los próximos años, ¿cuál sería?
—Quitar las pantallas e internet.
... es cierto, en internet la juventud puede caer en las redes de las confesiones religiosas, que intentan corromper las pobres mentes de estas personitas con fantasiosas fábulas que son mentiras, intentando captarlos desde la más tierna infancia porque son más vulnerables...