Una niña de tan solo cuatro años fue atacada este viernes, 17 de octubre, por un perro de raza pitbull terrier mientras jugaba en el parque infantil situado junto al colegio Sagrado Corazón, en Palma. Según la denuncia de su abuela, Juana Sastre, el animal estaba suelto, sin bozal y accedió a una zona expresamente señalizada como prohibida para perros sin atar.
«La cogió por detrás con las patas delanteras, la tiró y no la soltaba», relata Juana, aún visiblemente afectada por lo sucedido. La niña sufrió una herida inciso-contusa en la mejilla izquierda y un hematoma en la frente. «Pedía socorro, pero no podía hacer nada hasta que llegó la dueña del perro. Para entonces, ya le había mordido la cara», denuncia.
La propietaria del animal alegó que el perro «solo quería jugar» y que «es un cachorro de seis meses». Sin embargo, según el testimonio de la abuela, se negó en repetidas ocasiones a mostrar la cartilla sanitaria del animal. «Le pedí que me enseñara la documentación y me dijo que todo estaba en orden, pero no me dejó verla. Le dije que si no lo hacía llamaría a la policía y me respondió: «Haz lo que quieras»», explica.
Lo más grave, según Juana, fue la reacción de la mujer tras el ataque. «Me insistió tres veces en que dejara sola a la niña —que estaba en pánico y no dejaba de llorar— para que pudiéramos hablar tranquilamente. ¿Cómo se le ocurre pedirme eso?», se pregunta, indignada.
Tras el incidente, la abuela llamó al 091, que la redirigió al 112 para solicitar asistencia médica y presencia policial urgente. Sin embargo, tras más de 20 minutos de espera sin que acudiera ninguna patrulla, y con la niña en estado de shock, decidió marcharse. La dueña del perro abandonó el lugar «como si nada hubiera pasado», asegura.
Juana, que es enfermera, atendió a su nieta en casa aplicando primeros auxilios. Después, la menor fue trasladada por sus padres a un centro médico para una valoración más completa. «Ahora solo queda rezar para que esto no se convierta en un trauma», lamenta.
La familia insiste en que el parque donde ocurrieron los hechos está debidamente señalizado con carteles que prohíben la entrada de perros sin atar. Además, recuerdan que el pitbull terrier está incluido en la lista de razas potencialmente peligrosas, por lo que debería ir siempre atado, con bozal y con la documentación al día.
«Hoy he conocido a una persona sin corazón ni escrúpulos», concluye Juana Sastre. «Mi nieta está marcada física y emocionalmente por esto. Nadie más debería pasar por una situación así».
Estoy hasta las narices,de los perros.....