Los acusados de formar un grupo radical islamista en Inca estaban «en el paso previo a llevar a cabo acciones y atentados». Los responsables de la investigación policial que terminó en la detención de los seis acusados coincidieron en que ese fue el motivo que detonó los arrestos de estas personas, articuladas en torno a Tariq C. , un predicador salafista itinerante que, según la acusación, tras ser expulsado de Marruecos pasó varias temporadas en Mallorca dedicado a la propaganda del Estado Islámico, entre 2014 y 2016.
Según los agentes, los miembros del grupo que residían en Inca, cinco de los acusados, se radicalizaron de forma progresiva. Cuando estalló la operación, en 2017 estaban a punto de jurar fidelidad al califa del Estado Islámico, la organización terrorista y de abjurar de su lealtad del rey de Marruecos como líder religioso. «El paso siguiente hubiera sido realizar alguna acción», explicó uno de los policías. Hablaban también de ello en conversaciones «muy violentas, muy beligerantes». En una de las conversaciones captadas se hablaba de atropellar a personas a partir de un sueño que uno de ellos había tenido. En otra charla aparece una mención a apuñalar a gente en la calle. «Hablaban de cometer alguna acción en junio», explicó el instructor del atestado. Eso llevo a que fueran detenidos.
Los agentes relataron en el juicio, que arrancó ayer en la Audiencia Nacional, que la señal de alerta sobre el grupo vino de un vídeo en Youtube: ‘Toufik se fue a Siria’, rodado en Mallorca y promovido por el clérigo. Es una especie de miniserie de cuatro capítulos en los que se narra la radicalización y cambio de un joven musulmán que acaba luchando con el Estado Islámico y abandonando a su familia.
A partir del vídeo, los agentes identificaron al reparto y comenzaron una vigilancia de meses de los acusados, que frecuentaban una mezquita en Inca, con pinchazos telefónicos que reflejaban esa radicalización. Por ejemplo, según los agentes, los acusados criticaban de forma habitual a los clérigos responsables del templo de Inca por demasiado blandos y por no abogar por la guerra santa de forma directa.
Las defensas intentaron plantear dudas sobre el papel concreto de cada uno de los acusados y que, en el fondo, el vídeo controvertido era una ficción y deslizan que se trata de un debate entre dos jóvenes: uno que sí se va a Siria a luchar y otro que se queda para cuidar de su padre anciano.
La Fiscalía reclama una condena de ocho años de prisión para los dos principales acusados, que habían salido a la Isla y estaban en otros países europeos y cinco para los que permanecían en Inca cuando fueron arrestados. El juicio continuará durante toda la semana y los acusados declararán los últimos.
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