La plaza Pare Camps de Es Mercadal y la cima más alta de la Isla volvieron a congregar a mil doscientos activos y solidarios menorquines en la cuarta edición de la Cursa del Toro, un evento de adhesión por la investigación y lucha contra la osteogenesis imperfecta -la enfermedad de los huesos de cristal- y el trastorno del especto autista.
El deportista Raül Riudavets, uno de los organizadores del evento, expresó emocionado el nuevo éxito de convocatoria y respuesta que la sociedad insular tuvo. «Imposible llegar a todo sin la ayuda de los más de cien voluntarios y todas las empresas y entidades que se han sumado ha una fiesta de la solidaridad que demuestra como late el corazón de Menorca», apuntaba Riudavets.
Respuesta diez de la gente y no menos adecuada la climatología para un ascenso siempre exigente, corriendo o a pie, como es alcanzar la cima de El Toro. La elevada temperatura se dulcificó con la brisa que acompañó a los participantes.
Ejercicios de calentamiento a cargo de Auba Saura, batucada en la salida más multitudinaria, música ambiente y concierto, bebidas y alimentos a precios pupulares... Ni trofeos, ni cronometraje, ni clasificación, todos ganaron en la cita solidaria de este sábado.
El cincuenta por ciento de la recaudación se entregará a la Fundació Ahuce para seguir financiando un proyecto de investigación de terapia génica basado en la tecnología CRISPR-Cas9, que llevan a cabo los grupos de investigación del Ciberer (Centro de Investigación Biomédica en Red), que genera esperanzas en el desarrollo de terapias avanzadas para los pacientes con osteogénesis imperfecta.
El otro cincuenta por ciento se donará a la asociación Afem, que en coordinación con la asociación TEA Menorca pondrán en marcha un servicio especializado de terapia ocupacional para niños con trastorno del espectro autista. Todo, tras alcanzar de nuevo la cúspide la solidaridad.