El pasado domingo 31 de agosto el mahonés Luis Salom participó en la maratón de Sídney, que forma parte de las siete ‘World Marathon Majors’, una de las competiciones de maratón más prestigiosas del mundo. Más de 35.000 corredores de distintos países acudieron a la prueba, que tuvo como ganadores a Sifan Hassan, con un tiempo de 2h18:22, y a Hailemaryam Kiros, con 2h06:06, ambos de Etiopía. Salom cruzó la meta con una marca de 3h38:01, poniendo así el broche de oro a este gran reto.
¿Qué sintió al cruzar la meta en Sídney y completar las siete ‘World Marathon Majors’?
—Entre muchas otras cosas, lo bonito y lo que hace especial a la maratón es que cada una es diferente. En este caso, al cruzar la línea de meta y ver el impresionante edificio de la Ópera House con sus escalinatas abarrotadas de gente animando a los corredores, es imposible no soltar alguna lágrima, sentir la piel erizada y, sobre todo, comprobar que todo el esfuerzo y sacrificio de meses tiene su recompensa.
¿Cómo se preparó física y mentalmente para afrontar esta gran cita internacional?
—En la maratón no existen los atajos: en esta carrera se refleja todo lo que hayas entrenado y preparado durante meses. En este caso particular, se añadía además el factor psicológico de que no era una maratón más, sino que formaba parte de un reto personal: completar el circuito de las World Marathon Majors y correr en los cinco continentes.
¿Cómo vivió desde dentro el ambiente de la maratón y cómo fue el contacto con corredores de todo el mundo?
—El ambiente fue maravilloso, cumplió con nota en todos los sentidos. Había muchísima gente animando y, en cuanto al entorno entre los corredores, fue extraordinario: todo el mundo empatiza, conoces a corredores de todas partes del mundo, compartes vivencias y experiencias y todo ello con un nexo de unión común: la pasión por la maratón.
¿Qué le ha parecido en general Australia, tan lejos y diferente a nuestra Menorca?
—Entre muchas cosas, lo bonito de viajar es que conoces realidades muy distintas a las que te rodean en tu vida cotidiana. Me ha gustado su historia, su cultura y, sobre todo, Sídney que, sin ser la capital del país, es una ciudad cosmopolita en continuo crecimiento. Me quedo con el hecho de que los australianos tienen en su escudo nacional al canguro y al emú, porque son símbolos de progreso y determinación: estos dos animales son los únicos que no saben caminar hacia atrás, y trasladado a la maratón refleja la misma filosofía.
¿Nos puede contar alguna anécdota curiosa, emotiva o divertida de este último viaje a Sídney?
—Ya de vuelta a casa, en el aeropuerto de Sídney, me encontré con Eliud Kipchoge, considerado el mejor maratonista de la historia. Para muchos aficionados, poder compartir unos momentos con él, y además inmortalizar ese instante, es un detalle que no tiene precio y que recordaré siempre.
¿Qué le aporta personalmente poder combinar siempre sus dos grandes pasiones: correr y viajar?
—Unir mis dos pasiones me aporta, física y mentalmente, aprendizajes constantes y nuevas sensaciones. Gracias a la maratón debo cuidar mi cuerpo y, en cuanto a los viajes, como dijo el escritor Rudyard Kipling: «Hay dos tipos de personas, las que viajan y las que ven pasar la vida desde la ventana de su casa».
¿Qué consejo le daría hoy a alguien que se está preparando para correr su primera maratón?
—Primero de todo, no tener prisa en correr una maratón. Una de las cosas que se ve muy a menudo es que se ha perdido el respeto por la distancia: correr 42 kilómetros es muy exigente. Considero que primero se necesita una buena base aeróbica; segundo, realizar una prueba médica (de esfuerzo); y tercero, ponerse en manos de un entrenador o profesional. Hoy en día, lo habitual es descargarse un plan de internet y listo pero tener a un entrenador que conozca tu situación y circunstancias para entrenar es fundamental.
Díganos, ¿cuál es su próximo destino como corredor de ahora en adelante?
—Mi próxima maratón será el 5 de octubre en la ciudad de Košice, en Eslovaquia. Esta carrera tiene la particularidad de ser la más antigua de Europa y la tercera del mundo; de hecho, la próxima edición será la número 101. Este año, junto a mi compañero de fatigas y maratones, J. M. Masuet, hemos comenzado las bálticas con Riga, y en los próximos años seguiremos con Tallin y Vilna. Después, seguro que buscaré otros destinos.
Por último… ¿Qué nuevos retos o sueños se plantea después de este gran logro?
—Al principio las WMM eran seis: Boston, Nueva York, Chicago, Berlín, Londres y Tokio. En 2025 se unió Sídney. Para el año que viene, la maratón de Ciudad del Cabo aspira a convertirse en Major y, por último, Shanghái está en evaluación para incorporarse en 2027. Por lo tanto, tengo dos objetivos: completar la serie de las World Marathon Majors conforme vayan ampliándose y, por supuesto, seguir corriendo maratones hasta que el cuerpo aguante…
Ejemplo de voluntad, constancia y superación en el sacrificio y el esfuerzo personal. Enhorabuena, compañero.