Tres victorias en seis partidos, ¿quién da más?. Así ha comenzado a escribirse la segunda etapa del Menorca en la ACB, es decir, mejor, mucho mejor que las previsiones más optimistas.
El grupo de Olmos –con mucha diferencia ayer, su quinteto inicial– noqueó también (60-57) a un Granada discreto, rival directo, y observa por encima del hombro a sus enemigos por la permanencia, sentado en una cómoda poltrona en el centro de la clasificación.
Ni el Granada fue el enemigo temible que se preveía, aunque puso el miedo en el cuerpo en los últimos dos minutos, ni el Menorca acusó el severo correctivo de Barcelona. Simplemente, el equipo de Bintaufa tuvo más hambre de victoria y logró la simbiosis idónea entre su corazón y sus recursos, aunque a punto estuvo de arrojar por la borda su notable partido atrás en las últimas posesiones ya que los granadinos llegaron a tener el balón para adjudicarse el partido.
Consciente de la trascendencia del botín, el Menorca exhibió, de salida, una intensidad mayúscula que le llevó a tomar la manija desde la defensa y a mantenerla hasta el final. Con un Ciorciari en estado de gracia y un Donaldson acaparador en la pintura, el cuadro de Olmos arrancó con un 8-2. Dos triples de Kurz e Ingles restablecieron la igualada pero fue un pasaje efímero. La conexión Donaldson-Victor-Ciorciari hizo trizas la defensa más vulnerable de la Liga y un parcial de 10-0 mostró la marcha del juego (18-8 y 22-10, máxima ventaja). El Granada se precipitaba desde los 6,75 metros y perdía 9 balones aunque un último triple de Ingles situaba el 24-15.
El tramo inicial del segundo cuarto sostuvo la hegemonía local con la incursión de Servera y Torres. La diferencia alcanzó los 13 puntos (29-16) pero Trifón Poch había dado con la tecla para rentabilizar sus rotaciones mejor que las de su oponente. Mamadou Samb, sobretodo, mejorando al inoperante Prestes, y Korolev en la pintura ganaron la partida a Caio Torres y Donaldson, y el Granada inició su remontada a partir de un parcial de 0-10 (29-26). Ingles era el base, pero fue en defensa, con la intensidad de Stefansson, donde los andaluces cortaron en seco la producción menorquinista. El Granada consiguió controlar el rebote defensivo y reducir sus pérdidas y los de Olmos se quedaron en blanco. De nuevo Ciorciari, con cuatro puntos consecutivos, dejó a su equipo 6 arriba (33-27).
El regreso a la cancha estuvo impregnado de carácter bien distribuido en el bando local. Poch, de nuevo con Prestes y Kurz, no pudo impedir que el Menorca, dirigido por Ciorciari, magistral, pusiera de nuevo tierra de por medio. El argentino está que se sale y su sociedad con Donaldson ya ofrece beneficios tangibles. Tras un 33-30 inquietante, el Menorca se cerró atrás y fue a por el botín con un parcial de 12-2 (45-32).
Poch recurrió a Korolev por el inoperante Prestes y a Stefansson por un inocuo Karl. Los cuatro puntos del escolta redujeron mínimamente la desventaja al final del cuarto (45-36).
El debate pareció resuelto nada más reemprenderse el juego. Ciorciari dictó su ley con dos triples (51-38) pero todavía hubo margen para el sobresalto porque la zona granadina y un exceso de relax local casi invierten el marcador con un parcial de 3-11 (54-50). Olmos sentó rápido a Urko y Servera en lugar de Ciorciari y Radenovic. Una canasta de éste último con 56-52 a 1'48 del final dio aire, pero una pérdida de Limonad unida a un triple de Kurz pusieron el 58-57 a 43 segundos del bocinazo. Limonad erró el tiro pero entre Radenovic y Victor robaron el último balón a Karl y Mamadou, que machacó el alero de las Islas Vírgenes.