La cara amable del deporte cuesta de mostrarse. Particularmente en los proyectos modestos. Es exigente en su conquista y no siempre regala el premio de la sonrisa. Y, sin embargo, cuanto más abrupto es el camino recorrido, más amplio es el gesto placentero si se alcanza el propósito fijado.
Tamaña sensación se ha experimentado este fin de semana en Zamora. El equipo castellanoleonés de LEB Plata, en el que milita desde hace tres temporadas el menorquín Sergi Llufriu, ha conquistado la permanencia en su estreno en la categoría.
El logro se ha alcanzado en la última jornada, en un cara o cruz con el Albacete -descendía el que perdía- y tras recuperar una desventaja de 20 puntos (14 en el último cuarto). 83-81. De infarto.