El Hestia Menorca ya es matemáticamente equipo de la serie A-1, por lo que jugará la segunda fase de la temporada de LEB Plata para competir por el título o por un lugar en las eliminatorias por el ascenso a LEB Oro.
La victoria obrada por el equipo de Oriol Pagès en la pista del Barça (74-76) este sábado, en la que además reapareció Urko Otegui -y con una grada rebosante de estudiantes menorquines residentes en la Ciudad Condal, que prestaron un apoyo fundamental al grupo insular-, combinada con la derrota del Gran Canaria contra el Arcos Albacete, sucedida en la matinal del domingo (100-80), convierte en imposible que, en el margen de las tres jornadas que restan para que agote el calendario de la conferencia Este, el propio filial canario -al que el Hestia Menorca aventaja en cuatro victorias- o ningún otro equipo pueda desplazar al equipo menorquín por debajo del sexto lugar.
Como ciudadano contribuyente sólo exijo que, jueguen en la categoría que jueguen, las administraciones públicas no pongan ni un sólo euro de fondos públicos en ese club profesionalizado. Los que quieran baloncesto profesional en esta isla que se lo paguen ellos y las empresas privadas que quieran patrocinarles. Así es como funciona esto en cualquier país civilizado. El dinero público es si acaso para fomentar el deporte entre niños, jóvenes e incluso adultos en categorías amateur. Pero nunca debe ir para un club profesional, como sucedió ya con ese mismo club cuando militó en ACB, que nos costó un pastón a todos, para que jugadores foráneos y directivos (empezando por aquel funesto presidente de apellido Sintes) trincasen un dineral a nuestra cosa.