La vida da muchas vueltas y el baloncesto no es un excepción. La mejor muestra, lo acontecido el pasado fin de semana en el partido de la Liga Balear Escribano Femenina que enfrentó al Fundación Asnimo y al Climagas Menorca Alcázar. La victoria se quedó en casa (58-52), pero sobre la pista del pabellón Antoni Ladaria de Binissalem se vivió un reencuentro plagado de emociones y que permitió que una de las jugadoras más carismáticas de la competición se enfrentara con quienes fueron sus pupilas tiempo atrás.
En el bando menorquín milita una ilustre con muchos kilómetros en Liga Femenina 2 y categorías nacionales, la escolta Míriam Rollán. Años atrás, la jugadora del cuadro mahonés entrenó en Mallorca al Premini del Club Bàsquet Sa Indioteria. Y allí coincidió con cuatro jugadoras que, el pasado fin de semana, fueron sus rivales en las filas del Fundación Asnimo. Rollán, de 30 años, pudo comprobar de primera mano la evolución de Aina Marimon, Núria Mesquida, Aida Rosselló e Izaskun Márquez, que pasaron de ser tiempo atrás sus jugadoras a ser sus adversarias durante los cuarenta minutos de juego. Tras ellos, pudieron compartir unos minutos y disfrutar de nuevo de su compañía.
La buena relación entre Míriam Rollán y las que fueron sus jugadoras quedó patente en la imagen que compartió el Fundació Asnimo en las redes sociales, y que ilustra una de esas curiosas historias que puede generar el deporte de la canasta, capaz de permitir el reencuentro en la cancha a dos generaciones de deportistas que, en el presente, comparten rol y pasión por el deporte que las ha unido para siempre: el baloncesto. Un momento que todas ellas recordarán con enorme cariño por la relación que ha hecho que, años después, puedan seguir disfrutando de una ilusión que las cinco comparten.