Lleva viviendo el sueño americano desde hace cinco años y afronta el último con más ganas que los anteriores. Su nombre es Marc Vidal Maps, tiene 21 años y tiene en mente volver a España para demostrar todos sus años de experiencia en el baloncesto estadounidense.
Marc, canterano del CD Alcazar, empezó a despuntar en las canchas de la Isla a temprana edad, y a los quince recibió la llamada de uno de los clubes más emblemáticos del baloncesto español: el Basket Zaragoza, por aquel entonces CAI.
Sin pensárselo dos veces, el base se marchó a la península y puso inicio a un viaje que se iba a ir convirtiendo en más complejo con el tiempo. En la capital aragonesa solo estuvo una temporada, en la que formó parte de la selección autonómica, quedando terceros de España aquel año. En cuanto a su equipo, pudo compartir vestuario con jugadores como Jaime Pradilla y Carlos Alocén, actualmente en ACB, y Vit Krecjí, base de Oklahoma City Thunder.
Su breve paso por tierras mañas fue un éxito, y el base menorquín quiso probar suerte con la que ha sido hasta ahora su mayor aventura: cruzar el charco.
«Contacté con una agencia. Ellos me ayudaron a encontrar mi destino según mis preferencias, tanto académicas como deportivas», comenta.
Y así fue como acabó en Mission College Preparatory, instituto californiano donde cursó sus dos años de bachillerato y donde empezó a ver las grandes diferencias que se iba a encontrar al cambiar de país: «Hubo cosas que no me esperaba, como que la liga solo se juega durante tres meses, de enero a marzo. Fue un poco chocante, pero bueno, se hacen torneos de preparación antes y ya luego llega la liga, que es muy intensa. Se juegan entre dos y tres partidos por semana hasta que se acaba, y luego en verano se acaba el equipo de la universidad y te buscas tu propio club para jugar torneos de verano».
Allí tuvo la oportunidad de cruzarse también con grandes promesas de la NBA, como Jalen Green, elegido como número 2 del draft de 2021, y también de brillar, como ya había hecho en el resto de equipos en los que militó anteriormente.
«En High School, liga regular, es donde más se fijan en mí. Es verdad que el primer año jugué menos, por una ley no escrita en la que los nuevos juegan menos y los ‘seniors' tienen más minutos, pero aun así promedié unos 20 minutos por partido. Ya en mi segundo año cambiaron las tornas, ya era yo un senior más y prácticamente jugaba casi todo el partido», asegura.
Sus actuaciones dieron pie a que muchas universidades se interesaran por él, pero no todo salió como hubiera deseado: «Tuve bastantes ofertas universitarias pero no encontré ninguna que me ofreciera dos buenos programas, académico y deportivo, en un mismo sitio. Para mí era muy importante tener una formación de ADE, y quería estar en una universidad que me proporcionara una gran educación y un futuro de oportunidades. Me llegaron propuestas para formar parte de equipos de NCAA II, pero decidí centrarme más en el camino de los estudios que del deporte, así que me decanté por Colorado State con una beca académica y sin jugar en la universidad».
A pesar de decantarse por poner el freno a su meteórica carrera deportiva, Marc no ha dejado de jugar, descartando la idea de separarse del balón. Sigue entrenando y disputando partidos por su cuenta, mientras se prepara para terminar esta etapa y poner el foco en la siguiente, la cual podría tener un destino conocido.
«Mi idea es volver a España. Todavía no sé donde, lo más seguro es que sea Menorca, pero aún está por decidir. Lo que tengo claro es que quiero jugar cuando vuelva. Espero que haya algún equipo al que le interese contar conmigo. Mi idea es entrenar muy duro este ultimo año y jugar lo más arriba posible allá donde decida ir», confiesa decidido a demostrar lo aprendido estos años.