La serie final de la Liga Endesa comenzó este sábado con triunfo del Real Madrid, segundo clasificado de la fase regular, sobre el UCAM Murcia, quinto, (84-76) tras un choque desnivelado en el tercer cuarto, pero parejo el resto del tiempo.
El miedo escénico que pudiera tener el cuadro murciano por el favoritismo de su oponente lo dejó en el hotel. Arropado por un gran número de aficionados en la parte alta de uno de los fondos, casi todos uniformados de rojo, el plantel de Sito Alonso se plantó en el parqué con ganas de demostrar que lo suyo no ha sido casualidad.
Esa mentalidad le valió para intercambiar canastas con los de blanco en el arranque y para no desesperarse pese a estar cuatro minutos sin anotar al final del primer cuarto, en parte porque el Real Madrid sufría serios problemas con sus lanzamientos.
Lo que el bando local ganaba a base de rebotes, 10 defensivos y 8 ofensivos por la decena total del UCAM, lo dilapidaba a la hora de mirar al aro. Así, solo metió 8 canastas de dos en 19 intentos y ningún triple pese a lanzar siete. Esos guarismos le impidieron despegarse cuando tuvo opción y mantuvieron con vida al contrario.
No desaprovechó éste el regalo, con una buena irrupción en el segundo acto que le permitió, no solo remontar, sino estabilizarse en los cinco puntos de renta favorable durante algunos minutos. Sin embargo, en tres ataques los de Chus Mateo cambiaron la dinámica.
A la duodécima tentativa cayo el primer acierto lejano, obra de Sergio Rodríguez; y poco después el segundo de Guerschon Yabusele, quien además venía de convertir un 2+1. No necesitó más el anfitrión para irse con cuatro arriba al descanso (37-33, m.20).
La segunda parte amaneció con el Real Madrid más fluido, en parte porque Walter Tavares encontró un par de canastas fáciles en la pintura y Mario Hezonja un triple que dieron confianza al colectivo. Sobre esas primeras piedras se acabó construyendo un parcial de 20-4 que pareció romper definitivamente el encuentro cuando aún quedaban doce minutos por jugarse (60-43, min.28).
Aun así no decayó el UCAM. Un 3-12 que incluyó dos aciertos perimetrales de Jonah Radebaugh y uno de Ludde Hakanson le permitió acercarse a diez mientras sus aficionados gritaban 'sí se puede'. Ese mensaje caló, pues los jugadores visitantes lograron sobreponerse a otro buen momento del conjunto madridista y rebajaron la distancia a ocho, un muro que ya no lograron saltar.