"Sí, la situación es desesperada, ya lo era antes y ahora sigue siéndolo", admitía ayer Paco Segarra, presidente del Sporting Mahonés, poco después de haber insistido de nuevo ante el Consell Insular de Menorca en una nueva reunión con el conseller d'Esports, Juanjo Pons.
No obtuvo el mandatario mahonés el resultado apetecido en este encuentro porque la institución insular, como el Govern Balear, continúa sin poder precisar qué cuantía destinará a los equipos de élite en la presente temporada. El Consell debe cerrar los presupuestos del próximo año antes de que finalice este mes de octubre y será entonces cuando pueda informar a los clubes sobre la disponibilidad que, en cualquier caso, será inferior al de las campañas anteriores. "Queremos que nos digan cuánto va a ser, y a partir de ahí ya intentaremos hacer el resto. Entiendo que no es momento para ayudar a equipos profesionales, pero es que ahora esos jugadores que viven del fútbol necesitan esta ayuda y también son un caso urgente", indica el presidente.
Segarra, tras el comunicado público de los jugadores hecho el jueves, reiteraba ayer que "estoy con ellos, hay que quitarse el sombrero con lo que hacen pero ya les digo yo que si no hay soluciones seré yo antes que ellos el que aplique el plan B, porque de ser así no tienen por qué sacrificarse más, es decir, que se marchen los que quieran aunque saben que ya pueden hacerlo".
Segarra espera hallar el líquido necesario para hacer frente a los pagos más urgentes, que son los de los jugadores. Durante la jornada de ayer debía mantener nuevas reuniones con empresarios de la Isla para buscar apoyos mientras que el miércoles se citó con su directiva sin que de allí surgieran propuestas o soluciones. El presidente cree que "la única solución para el futuro es que el equipo se mantenga en Segunda B y no retirarlo", aunque saber que existe el riesgo de una desbandada masiva en diciembre cuando se abra el mercado de invierno.