La desigual lucha que el próximo domingo dirimirán el Barça y Menorca no se circunscribe únicamente en lo concerniente al terreno de juego, o en las instalaciones y facilidades que un gigante como el Fútbol Club Barcelona puede obtener en el mercado global del fútbol. La economía manda, pero también una manera de hacer, una metodología de trabajo que, en el caso del Barça -o en la del Madrid u otros grandes en su caso- impregna todas las categorías y secciones del club, desde el primer equipo.
El espíritu de 'La Masía' impregna todos los poros de la impresionante factoría de jugadores blaugrana ubicada a las afueras de la Ciudad Condal, en Sant Joan Despí. La 'Ciutat Esportiva Joan Gamper' es una instalación de 136.839 metros cuadrados, renovada recientemente, en la que el club se dejó 68 millones de euros para que tuviera todo lo necesario: nueve campos de fútbol, zona de porteros, edificio de tribuna, vestuarios y servicios de fútbol base, residencia de jugadores, gimnasio, polideportivo, despachos, salas de fisioterapia y recuperación... El 'contenido' son todos los jugadores de todas las categorías, 'empapadas' con la filosofía de juego del primer equipo del Barça, un estilo que se ha ido forjando, principalmente, desde la llegada de Johan Cruyff como entrenador y que encontró en Josep Guardiola a uno de sus máximos exponentes: gusto por el juego técnico, con criterio ofensivo basado en la posesión del balón y la calidad individual al servicio del conjunto.
También la metodología de trabajo y el régimen de disciplina se va asemejando al del primer equipo conforme aumenta la categoría del equipo. Por ejemplo, los jugadores del equipo juvenil al que se enfrentará el Menorca tienen absolutamente prohibido hablar con la prensa sin permiso del club o están totalmente controlados en cuanto a alimentación o ejercicios físicos específicos, sin obviar que los más destacados tienen contratos que si no son profesionales, casi: sus agentes no paran de oír cantos de sirena de otros clubes punteros, y los medios de comunicación no tienen reparo en 'dispararlos' al estrellato a la mínima que destacan.
Al lado de todo eso, preguntarse qué se podría hacer en Menorca con una potencialidad como la del Barça es un sueño que se estrella con la cruda realidad.