Así, sí se puede cerrar una temporada, aunque caigas eliminado. El Migjorn se quitó el desagradable sabor de boca del partido de ida en Son Servera en la primera eliminatoria de la fase de ascenso (4-0) con un triunfo insuficiente para dar la vuelta al marcador global adverso pero que se fraguó con intensidad, buen juego, ocasiones y casta. Un premio para una afición que respondió en masa a la llamada verdiblanca y que encontró en el nutrido público mallorquín que se desplazó a Los Nogales un rival a la altura. Una buena tarde de fútbol en Es Migjorn Gran que cierra un año inolvidable.
Tal y como prometió Alfonso Rico, el Migjorn salió en tromba a por una remontada que era difícil de que se diera pero no imposible. La igualdad reinó en los primeros compases tras el pitido inicial aunque pronto se vio que el Son Servera se concentraba más en salvaguardar el marcador de la ida que de ampliarlo. En los locales, Llonga intentaba una y otra vez abrir un camino a la esperanza pero unas veces Julián, guardameta visitante, y otras la falta de acierto condenaron las ocasiones locales.
No fue hasta el 34 cuando Noé cazó un rechace en el área que sirvió para animar a la grada verdiblanca. Los hombres de Alfonso Rico consiguieron lo más importante, lograr el primero, pero el marcador no se movió antes del descanso.
Rico pidió un paso a más a su equipo, que protagonizó una gran salida en el segundo tiempo. Llonga fue derribado en el área visitante en el minuto 53 y él mismo se encargó de transformar el penalti. Los Nogales apretó más que nunca y Mohamed Ouali les anuló un gol a los locales poco después.
El ímpetu verdiblanco se cortó en seco un remate del visitante Clemente al póster mediada la segunda parte. Lo intentó el Migjorn pero la renta del partido de ida pesó en exceso y el campeón menorquín se marcha de vacaciones, entre el merecido aplauso de su afición al concluir el encuentro.