Como si de un hábito inherente a su figura tratara, y tal y como ocurrió en la temporada anterior, Sergi Enrich ha arrancado la campaña, tercera que cumple en Primera División, partiendo desde el banquillo (ha sido suplente en las primeras dos jornadas de LaLiga, frente a Málaga y Athletic Club), aunque con minutaje en ambas.
Si bien la coyuntura no quiebra la tremenda racha de regularidad que presenta el delantero de Ciutadella, único futbolista de la máxima categoría que ha sido partícipe en todos los partidos desde el curso 2015/16 hasta ahora, sí desprende un cierto halo de extrañeza, más en función del sobresaliente rendimiento acreditado por Enrich en el ejercicio anterior (convirtió once goles, lo que le valió para lucir como el mejor artillero eibarrés del curso, además de convertirse en Pichichi histórico del club en Primera).
En la temporada que ahora ha comenzado, Enrich ha saltado al césped en ambos duelos (victoria sobre el Málaga en La Rosaleda, 0-1; derrota con el Athletic en Ipurua, 0-1) en la segunda mitad, como remplazo de Rubén Peña e Inui respectivamente, en lo que deviene a ser un reflejo de lo sucedido en el primer tramo de la campaña previa, la 2016/17, en la que el mejor futbolista menorquín de las últimas décadas demoró hasta la cuarta jornada para estrenar titularidad.