Apenas un año y medio habrá ejercido en el cargo de presidente del Atlético Villacarlos, Manolo Delicado, que en enero del 2021 accedía al puesto después que la junta directiva del Municipal de Es Castell decidiera destituir de manera unánime a su antecesor, Joan Quevedo, por presuntas irregularidades en la gestión interna de la entidad de levante. Este martes, el todavía máximo mandatario del Villacarlos, confirmó a «Es Diari» que el club convoca elecciones desde este mismo miércoles y que el próximo día 14 de julio saldrá elegido el futuro presidente, que deberá regir los intereses del club los próximos cuatro años, en sustitución de Delicado y de su junta directiva al completo. Un traspaso que, como el propio ‘presi' señalaba ayer orgulloso, se realizará con las cuentas totalmente saneadas en la entidad, «tras habernos encontrado una deuda muy importante de la anterior etapa y que a base de mucho trabajo, de regularizar el tema de las subvenciones que se habían perdido del División de Honor, de las administraciones o de la ‘Española'– junto a muchos recortes–, nos permitirá entregar el club saneado e incluso con un pequeño superávit de unos 5.000 euros, un hecho que hacía muchos años que no ocurría», se congratulaba Delicado, alabando la labor de toda su junta, «en unos años difíciles por la pandemia de la covid-19».
Sin embargo, la principal alegría que recibirá estos próximos días en materia económica el Atlético Villacarlos y clave para tener un club saneado serán los aproximadamente 36.000 euros (con intereses incluidos) que el histórico Boavista FC de la Primera División de Portugal deberá abonar a las arcas menorquinas, en concepto de derechos de formación por el jugador, Diego Llorente Salmerón, delantero del Villacarlos de División de Honor el curso 2019-20 y fichado con caché profesional luego por los portugueses. Finalmente, la sentencia de FIFA ha dado la razón al club menorquín después de meses de juzgados y condena al Boavista a que, o paga antes de finales de este mes de junio, o verá retenida su posibilidad de compra y venta de jugadores, en la categoría profesional por el Sistema de Correlación de Transferencias (TMS). «Nos van a pagar seguro, ya que no les queda otra posibilidad. No creo que quieran jugársela», exclama, gracias a los derechos de formación de un Diego Llorente Salmerón que llegó a entrenar y jugar con el primer equipo del Boavista tras salir de Menorca y que este año ha jugado cedido en el CD El Ejido 2012.
Manolo Delicado, por tanto, abandona el cargo 18 meses después de acceder al mismo, y lo hace tranquilamente, «sin que haya pasado absolutamente nada. Soy empresario, tanto yo como mi junta directiva accedimos al puesto para hacer un trabajo y creemos que se ha realizado, primero con el tema Quevedo y luego dejando ‘limpio' económicamente al club», manifestaba el mandatario. «He tratado a la entidad como a una empresa, ya dije que no soy hombre de fútbol pero me cayó este cargo y me voy con el objetivo logrado de secar la gran deuda del club», insistía, sin querer dar cifras. Llega el momento, dice Delicado, trabajo hecho, de que ya sí coja el club, «gente joven, ilusionada y del mundo del fútbol, para encarar el futuro de la entidad. Gente que empuje, cogiendo un club totalmente saneado», insistía.
Abriéndose este miércoles mismo ya el período electoral, un grupo de jóvenes de Es Castell encabezados por Santiago Morro se ha postulado ya para presentar próximamente su candidatura a coger las riendas de la entidad. Un colectivo que todo parece indicar que acabará entrando como responsables en el Municipal.
Un Atlético Villacarlos que en principio, y pese a los rumores que han ido circulando estas últimas semanas por los corrillos del fútbol insular, sí seguiría con el Regional y el juvenil en liza, este año descendido a Liga de Menorca. «Montar un Regional requiere de liquidez pero en Es Castell se seguirá con primer equipo», avanzaba, un Delicado que, para acabar, no quiso comentar el ‘affaire Quevedo'. «No quiero comentar nada, cada uno sabe lo que ha hecho y ahí la conciencia de cada uno», cerró, pensando únicamente en que el Villacarlos, «mire hacia adelante y que quien entre lo haga siempre con la filosofía establecida por nosotros; que la contabilidad sea clave para no crear otro agujero».