Miguel Ángel Sintes ha dado por terminado su ciclo como presidente del CD Menorca. El todavía mandatario azulgrana, según confirman desde el entorno del club, cesará en el cargo por propia voluntad el próximo día 8 de agosto, fecha en que el Menorca celebra su asamblea general y extraordinaria en el Estadi Maonès, cuyo orden del día será precisamente el cese de la actual junta directiva (y en la general, aprobar las cuentas del ejercicio 21-22).
A la marcha de Sintes se le sumará la de su vicepresidente y ‘mano derecha', Kike Bagur, persona también clave en la gestión de la entidad menorquinista en los últimos siete años. Ángel Salmerón, directivo desde hace dos años, se presume la más clara opción para asumir la presidencia del centenario club mahonés. El resto de integrantes de la junta tiene el planteamiento de seguir, lo que augura una línea continuista en lo que concierne a la gestión y modelo de club que ha desarrollado el Menorca en el último lustro.
Pero con certeza la marcha de Sintes, que incursionó en el club en 2016 como un vicepresidente con ‘mando en plaza' y accedió a la presidencia a raíz de la renuncia al cargo de Tom Blanco, en abril de 2018, necesariamente implica un cambio de ciclo en el CD Menorca.
Para la cronología y libros de historia del club queda un periodo en el que la administración y decisiones del equipo directivo menorquinista liderado por Sintes y Bagur han permitido revertir una situación económica tremendamente delicada (asumieron el club con una deuda de alrededor de 70.000 euros, totalmente enjugada en el presente), recuperar el estatus del primer equipo como uno de los referentes del escenario insular (el Menorca ha ganado este año la liga Regional, lo que no conseguía desde 1986, en tiempos del CD Isleño, y disputado la fase de ascenso a Tercera) y preservar su condición de entidad de referencia en el mapa insular en lo que concierne a las categorías de formación (en lo que también ha tenido su papel e influjo el director deportivo del club, Marcial Pérez).
Un trecho temporal que igualmente ha recogido capítulos menos amables, como la decisión de retirar el primer equipo de la competición insular como medida para sufragar parte de la deuda heredada, no comprendida y que generó cierta controversia entre un sector de la ‘vieja guardia' del club, pero que posteriormente, con la perspectiva del tiempo, se demostró como un movimiento acertado, puesto que tras dos años sin presencia en el contexto regional insular, otros dos apenas tardó el Menorca, y con un equipo repleto de canteranos, en ganar la liga insular (más de siete lustros después de su última conquista).
La parca celebración del centenario (la apertura de los fastos, en marzo de 2020, coincidió con el confinamiento de todo el país a causa de la pandemia del coronavirus, lo que obligó a abortar diversos actos programados), resultaría, aunque en este caso por circunstancias ajenas a la voluntad del club, otro pasaje poco agradable de una gestión que por encima de todo ha conseguido reubicar al Menorca en el primer plano a nivel local y dejar atrás una deuda que incluso hizo temer, por momentos, por la viabilidad de un club que a partir de agosto inicia una nueva etapa. Miguel Ángel Sintes y Kike Bagur dan por concluido su ciclo.