Cati Fanals toma la palabra. La presidenta del CCE Sant Lluís (lo será hasta el 28 de febrero del próximo 2023, en virtud de su cargo al frente de la junta electoral de la entidad) hace una revisión de su mandato, que empezó en julio de 2020 y que concluirá de un modo más convulso de lo que le hubiese gustado a nuestra protagonista. La mandataria, a la par, expone su versión sobre lo que considera mentiras, oprobios e injustos ataques hacia su forma de administrar el club y su persona por parte de un segmento del entorno de la entidad alojada en Ses Canaletes. «Orgullosa», recalca, de su gestión económica, sí admite que marchará de Ses Canaletes sin haber logrado uno de sus principales objetivos cuando hizo incursión como presidenta del Sant Lluís; aglutinar y aunar voluntades de todas las secciones en una única dirección.
¿Qué valoración hace de haber presidido el CCE Sant Lluís?
—Me deja una sensación agridulce. Estoy muy contenta y orgullosa de haber dirigido el club, pero a la vez me siento muy decepcionada con ciertas cosas.
¿Con qué cosas se siente decepcionada?
—Con todo lo que he tenido que aguantar, con todas las mentiras que se han dicho. Sinceramente, creo que no nos lo merecemos.
¿Imaginó un final así cuando decidió emprender el proyecto de presidir la entidad?
—No, en absoluto. Cuando decidí presentarme, mi idea era hacer un mandato de cuatro años, no quince. Y mi intención era la de cumplir e irme del mejor modo. Las cosas pueden hacerse mejor o peor, está claro, y todo es mejorable, pero no acepto que se mienta. Se ha hablado de desfalco, de que faltaba dinero. Y si de algo me enorgullezco, precisamente es de mi gestión económica. Cuando entré, puse dos condiciones. Una, ‘fer club', que es evidente que no lo he conseguido. La otra, que la gestión de todas las secciones fuera conjunta, y de hecho ha sido lo que nos ha permitido sobrevivir durante este último año, que ha sido muy complicado. Mucho.
¿Cuál es la, o las causas, que han deparado esta situación? Se comenta, desde algunos puntos del entorno del club, que concedía prioridad al fútbol por encima de las otras secciones.
—No es cierto. Igual que no es justo que digan que me he apartado o desentendido del básquet. En básquet, contamos con cuatro equipos que viajan, no se ha alterado su actividad en nada. Sucede que el año pasado, unas personas del club le dijeron al coordinador de la sección que no hablara conmigo. Y yo, si no tienen interés en hablar conmigo, pues doy un paso al lado. Y sobre que paso más tiempo en el campo de fútbol, a ver, el campo de fútbol tenemos que organizarlo nosotros, la gestión depende del club. El pabellón de baloncesto lo gestiona una empresa, cuando van a jugar, lo tienen todo preparado. Juegan y se van. Al margen, en fútbol, a raíz de la pandemia, pues controles de acceso, de temperatura, registro de personas que vienen, además de tener que ocuparte del material, balones... Y cuando estoy en el campo, no estoy en la grada tranquilamente, sino haciendo algo, ayudando en el bar... No estoy de acuerdo en absoluto en que digan que he dado prioridad al fútbol.
La sección de atletismo, también proyectó ciertas quejas sobre usted.
—La verdad, desconozco el ‘intringulis' del atletismo. Desde que llegué al club, intenté conseguir información y no lo he logrado. Sé que hay una persona que dice que se va del Sant Lluís porque dice que no le pagamos. No es lo mismo irte porque no te pagan, que irte porque no quieres dar explicaciones de lo que haces con el dinero del club. Es muy diferente. No tengo ningún problema con pagar, de hecho, todos los atletas han viajado, se les ha tratado igual que en todas las secciones. Pero lo del atletismo es un misterio, no hay modo de saber en qué se gastan el dinero. Yo soy muy rigurosa con el dinero que no es mío. Dicen que les robo... y mira, para que pueda robarte, ese dinero tiene que ser tuyo. Si no es tuyo, no te roban nada. Ese dinero es de un club, de sus socios, y por tanto, no es que se trate de ser riguroso, sino lo siguiente.
¿…?
—El Sant Lluís es un club muy grande, tiene unos 450 asociados y unos 600 deportistas. No es una gestión fácil. Pero mi decepción no es porque esto sea un club grande y su gestión complicada. Mi decepción es por una serie de cosas que han sucedido. Y que a mi me vienen a buscar del fútbol y del baloncesto, y antes de decidir, valoré lo que había, pues no es lo mismo entrar con tu grupo de trabajo, tu gente de confianza, que encontrártelo hecho. Sabía que podía suceder algo así, pero les dejé claro que la gestión económica era un aspecto fundamental, y ha sido, insisto, lo que nos ha permitido superar este año, en el que hemos tenido un problema muy grave, que no llegaba la subvención del Ayuntamiento de Sant Lluís. Dependemos de ese ingreso mensual que durante medio año no ha llegado, y para sobrellevar eso, evidentemente ha implicado atrasos en algunos pagos. Pero si cobramos un viernes, el domingo la gente ya tenía el dinero en la cuenta. Con el Ayuntamiento existe ese convenio, y si no paga, sufrimos.
Es obvio que su conciencia está tranquila.
—Muy tranquila, de eso puedes estar seguro.
Otra de las críticas sobre su persona o gestión reside en la incorporación de la sección de fútbol femenino. Un proyecto del que se desentendió el Sporting de Mahón, al que optaban otros clubes y que consiguió hacer suyo el Sant Lluís. Lo que inicialmente pareció una victoria, ¿se le ha vuelto en contra quizá?
—En absoluto. Estoy súper orgullosa de tener un equipo de fútbol femenino, muy contenta. Creo que tener un proyecto así, más en Menorca, con lo que hay, es para estar muy contenta. Se ha dicho que teníamos déficit por culpa del equipo femenino, lo cual es falso. Si hay algo que hoy en día tiene ayudas y está subvencionado, es el fútbol femenino. Ojalá tuviéramos muchos equipos femeninos de fútbol.
Baloncesto—fútbol. Las diferencias en el seno del Sant Lluís entre las dos secciones, se presumen irreconciliables en función de su punto de vista. Hace un mes llegó a comentar que existe un cierto odio entre ambas.
—Sinceramente, creo que en Sant Lluís siempre ha existido un pique entre fútbol y baloncesto, pero no de ahora, ni de cuando llegué yo, sino de siempre. La gente del fútbol no va al baloncesto, y a la inversa. Nosotros tenemos un bar en el campo de fútbol, y ni lo pisan los del básquet. A ver, todos somos el mismo club, no lo entiendo. Algunos padres tienen hijos en las dos secciones, y lo notan... hicimos una fiesta de final de temporada, los padres preguntaban porque no venían los del básquet, pues era una fiesta abierta a todo el club. Realmente no puedo concebir según que situaciones.
En el pasado, otros enclaves de la Isla, casos de Ferreries y Es Castell, optaron, sus respectivas secciones de básquet, pasar a operar de forma independiente, convirtiéndose en otros clubes al margen del fútbol, ¿tal vez sería una solución para erradicar el conflicto que existe en Sant Lluís?
—No, personalmente creo que no. Sant Lluís tiene unas características, es un club donde siempre ha funcionado todo junto, es perfectamente compatible tener las dos cosas. A ver, a mi me echan en cara que no iba mucho al pabellón de baloncesto, que ya te he expuesto los motivos, pero antes teníamos un presidente que no pisaba el campo de fútbol, y nunca se le hizo ningún reproche, nadie. Y no pasa nada por ni ir. El hecho de que no vayas no significa que no lo apoyes. Y tenemos más deportes. La petanca, el ajedrez, el ‘joc de sa bolla', que sí, lamentablemente por el tema de la covid, ha quedado un poco ... cultura, el ball menorquí...
Ya que cita la cultura, ¿cree que se ha dedicado el tiempo necesario?
—No, la verdad es que no he podido hacer todo lo que me habría gustado, pero expliqué los motivos a los socios en asamblea. Primero, la pandemia, que fue una situación complicadísima. Y si no tienes dinero, ¿a quién vas a buscar para hacer un concierto y le cuentas que le pagarás dentro de seis meses? Que me habría encantado poder organizar un concierto cuando el 50 aniversario del club, pero sin recursos... y en ese sentido, mira, hicimos una gala con la AHFM para la sección de fútbol, y no vino nadie del resto del club... y a ver, que es un acto del fútbol, pero es del club. Y como te decía, imagina que montamos un concierto y luego no hay dinero para que los equipos viajen.... había que priorizar y la gestión económica, insisto, ha sido muy complicada, medio año sin ingresos... pero, sí, por supuesto que me habría gustado hacer algo más con ‘cultura'.
¿Se arrepiente, en estas horas, de haber sido presidenta del CCE Sant Lluís?
—No. Pero si fuese ahora, no lo haría. Mira, yo no tengo ningún interés personal en el club. Estuve hace años como secretaria y esta vez acepté la propuesta para ayudar al pueblo, a Sant Lluís, puesto que sé lo que significa el club, su importancia, para la gente del pueblo, sobre todo para los niños. También por la gente mayor, pero si aún estoy aquí, en la junta electoral ahora, es por los niños. No se merecen que les dejemos abandonados a media temporada por una serie de cuestiones de las que no tienen culpa. Yo acepté presidir el club para echar una mano, no para aguantar lo que he tenido que aguantar. Y te digo, hay cosas de las que ni me he enterado, pero se que ha habido coses grosses.
Dentro de todo, algún buen momento habrá tenido como presidenta.
—Hombre, sí. Cuando se cumplieron 50 años del club, fue un orgullo ser la presidenta. Cuando hicimos la fiesta de final de temporada, con 400 personas, los niños, los padres... que yo lo disfruté detrás de la barra del bar, de aquella manera, pero ver lo que significa el Sant Lluís para la gente del pueblo... Tenemos cuatro equipos de básquet que están en liga balear, viajan, hemos recuperado el senior femenino, el equipo de fútbol femenino, el ascenso a Liga Nacional Juvenil... no todo ha sido malo. Le he dedicado muchísimas horas al club, y no me arrepiento. Pero sí me disgusta como han ido las cosas.
Lo que más lamentaría.
—Las mentiras que se han dicho de mí y no haber conseguido que baloncesto y fútbol, y todas las secciones en general, hayamos ido en la misma dirección.
¿Y cómo ha sido ser presidenta en un mundo, en definitiva, donde la mayoría de dirigentes son hombres?
—Siempre digo que el mundo del deporte es muy machista. A veces me dicen que voy de víctima por eso, pero es la realidad, y el mundo del fútbol, más todavía. Pero a ver, no tengo ningún problema en ir a una reunión con otros presidentes donde el resto sean todo hombres.
¿Se ha sentido bien tratada?
—Hay cosas que cambiaría y sé que hay situaciones que se han producido y he sufrido por ser mujer, sé que hay cosas con las que con un hombre no se habría llegado a ese punto.
¿Lo dice por cosas qué le han sucedido en el Sant Lluís?
—En general, y por la actitud de determinadas personas en el club, no es lo mismo una mujer que un hombre. Es cierto que hemos avanzado mucho, pero todavía falta, y en el mundo del fútbol, más.
¿Qué futuro le aguarda al Sant Lluís y cuál será, en adelante, su relación con el club?
—Me gustaría que el club continuara muchos años tal y como está. Pero existe cierta incertidumbre, cierto temor, puesto que hubo una asamblea, y toda esta gente que la ha ‘liado', se suponía que presentarían un grupo o una alternativa para formar una directiva, pero nada, creo que las cosas no se han hecho bien. Espero que de aquí al 24 de febrero lo consigan, por el bien del club. Por mi parte, yo cuando me vaya, me iré, no haré como otros, que dicen que se van, pero están ahí, por detrás y tal... De hecho, yo no me he ido, ni he presentado mi dimisión, pero tuve que convocar elecciones por las circunstancias que se dieron. Se formó una junta electoral y me pidieron que continuara. Al principio dije que no, pero no había nadie y en fin, valoramos la situación y entendí que debía seguir hasta las elecciones. Ahora somos cuatro. Ojalá salga alguien y el club no tenga que disolverse.
Y otra cosa, siempre tuve claro que si iba a ser presidenta, no quería ser un florero, sino ejercer, con todas las consecuencias, y eso es lo que no gusta. A muchos les interesa alguien que no pinta nada, que figure y salga en la foto y ya está, lo contrario de lo que yo soy, y poder manejar a su antojo. Hay otros clubes que funcionan así, y lo respeto, pero una de mis condiciones era, si iba, era para involucrarme, no para salir en la foto. Y me reafirmo, estoy orgullosa de la gestión económica que he realizado.